pucheros |taekook omegaverse|

#93.

—No me hables.

Sé que fui cruel y despiadado. Yo también me hubiese enojado de estar estado en su lugar; pero como no lo estoy, me río sin parar.

Las mejillas y músculos del abdomen me duelen bastante, incluso puedo sentir como mis pestañas se mojan por pequeñas lágrimas.

Jadeo en busca de aire.

—¡hyung! —me dejo caer en su cama. —¡Yah, no te enojes!

Él no responde.

Guío mis ojos hacia su rostro. Tiene el ceño fruncido, la mandíbula apretada y las orejas rojas.

Agarro aire para soltar otra carcajada, la cual no deja mi garganta porque me doy cuenta de que realmente está muy enojado; provocando que mi diversión se apague poco a poco.

Uy.

—¿Ya casi terminas? —su voz suena más gruesa de lo normal.

Carraspeo la garganta al mismo tiempo que me seco las lágrimas de los ojos.

Bueno, tal vez si me pasé poquito.

—Perdón, ¿está bien?

Tae me mira sin ninguna expresión en el rostro. Está cruzado de brazos, con los pies pegados al suelo desde que le revelé la muerte de unos de sus personajes favoritos de un anime que no ha terminado.

—¿Me estás pidiendo 'perdón' después de reírte de mi por casi cinco minutos? —cuestiona y yo me rasco la nuca.

—No es la gran cosa... —intento persuadir. Me siento la cama finalmente. —Era obvio que iba a morir, bobo hyung.

Tae irradia cierta aura intimidante que jamás había notado en él.

Y también el que esté usando un gorro que permita que sus cejas estén descubiertas, provoca algo en mí...

Se ve guapo.

—Da haber contado con la información de que eres de esas personas que revelan spoilers, —se acerca a la cama hasta posarse en frente mío. —lo hubiera pensando mucho antes de hablarte.

Sus feromonas invaden la habitación, dejando en evidencia lo molesto que está.

Entonces ladeo la cabeza para observarlo con detalle.

Se ve muy guapo enojado. Tengo ganas de empujar la cabeza contra una almohada y gritar como una niñita.

Si, sus sentimientos son válidos y todo eso, bla, bla, bla, pero... ay, debería de hacerlo enojar mas seguido.

Es como tener un show. Debería preparar palomitas para la próxima vez.

—Lo siento. —hago un puchero manipulador. —No te enojes conmigo...

No se inmuta.

Tae se acerca a un más, al punto que sus piernas rozan mis rodillas y tengo que alzar el rostro para mirarle.

—He estado viendo ese anime desde hace años —la conversación le parecía graciosa a cualquiera— y a ti te ha parecido fácil soltar detalles importantes para molestarme.

—No es mi culpa que no hayas leído el manga. —esto último que digo parece ponerlo de peor humor.

En desesperación y de forma súbita, decido rodear su cintura con ambos de mis brazos y pegar la barbilla en su abdomen.

—¿Qué haces? Suéltame, Kook. —pero ni siquiera intenta alejarse.

Já.

Le miro con ojos de cachorro. Este es un ángulo favorable para emplearlos.

—Perdón, Tae. —vuelvo a pucherear. —No lo vuelvo a hacer.

Se lame los labios.

—Tus gestos no funcionan en mí.

Tuerzo una sonrisa, —¿Ah, no?