pucheros |taekook omegaverse|

#110.

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—¿Quieren algo? —pregunta Tae antes de cerrar la puerta del auto, observando a su papá y a Jihun.

Ambos niegan con la cabeza, así entonces, nos encaminamos hacia la pequeña tienda de conveniencia.

Su mano busca la mía para entrelazar nuestros dedos en sí. Es tan normal y habitual la acción, que ya no me sorprende.

Me encanta.

Estamos a solo una hora de distancia de Daegu, sin embargo la hambrienta barriga de Taehyung nos ha obligado a orillar el auto en la mitad de la nada para conseguir algunos snacks.

Escabullo mi mirada hacia su adormilado rostro. Incluso así luce lindo. Tiene el cabello tan revuelto, que ha tenido que esconderlo bajo la capucha de su suéter.

—Elige lo que quieras, Kook. —me murmura una vez que entramos en la pequeña tienda.

Nos separamos, él se va a un pasillo y yo me voy a investigar en la dirección contraria.

Encuentro fácilmente la sección de dulces. Tomo un par de Hersheys y unos chicles de menta. Me acerco a los productos refrigerados y escojo una botella de agua.

—Me gusta tu camisa.

La voz es desconocida y no estoy seguro si el comentario va dirigido hacia mi. Alzo la mirada por pura curiosidad y me doy cuenta que es un chico.

Está sonriendo.

—Attack on titan. —vuelve a hablar, señalando el diseño de mi camisa.

Sonrío levemente —Uhm, gracias.

—Te queda bien.

Ahora me rasco la nuca. ¿Está coqueteando o solo está siendo amable?

¿Qué respondo?

Pues lo normal.

—Gracias.

El chico busca algo en el bolsillo de su pantalón. Es su celular, el cual extiende en mi dirección.

—¿Me das tu número? Eres muy lindo. —hoyuelos marcan sus mejillas.

Me sonrojo de vergüenza.

No es precisamente feo, pero no es Taehyung. Qué pena.

—Uhm...-

—Kook. —bingo. Giro el cuello para observar a Tae a mis espaldas. Tiene las cejas alzadas, su vista intercalándose entre el chico y yo. —Vámonos.

Lo dice como una orden, lo puedo ver en su cara y reconocer en su tono.

Por alguna razón me irrita, pero al mismo tiempo no; no me voy a quejar todavía.

—Adiós. —le digo al chico, alejándome.

Tae solo me persigue por detrás en silencio para acercarnos al mostrador a pagar.