pucheros |taekook omegaverse|

#06.

—hyung, no me gusta tomar el metro.

Taehyung posa sus ojos sobre mi y hace un gesto de despreocupación, —¿Por qué no? Llegaremos rápido.

Arrugo la nariz.

—Es que nunca hay campo donde sentarme. —explico. —Aparte, ni siquiera sé a donde vamos.

Solamente nos habíamos encontrado en la salida de clases y me preguntó que si quería dar una vuelta con él. Obviamente dije que sí.

—No hagas pucheros. Te ves demasiado tierno. —le escucho decir.

Un poco descolocado ante su observación me doy cuenta que efectivamente estoy puchereando.

Alzo mis ojos hacia él, donde me encuentro con una leve sonrisa suya, y por alguna razón tengo ganas de sonrojarme.

—Yo soy tierno siempre.

El Alfa rueda los ojos aún sonriendo, y de repente siento como me toma del brazo con delicadeza para jalarme.

—Vamos. —hace un gesto hacia las puertas apunto de cerrar del metro.

Una vez dentro del medio de transporte, me guía como un niño pequeño hacia un par de asientos —milagrosamente—vacíos.

—Aún no me has dicho a donde vamos. —le recuerdo picándole el hombro con mi dedo índice.

Unos golpes en las puertas ya cerradas se hacen escuchar, y son abiertas mostrando la imagen de una vieja anciana. La mujer busca un asiento vacío, y oh (sorpresa) no hay.

Le hago un gesto cordial y la vieja me sonríe con agradecimiento. Me levanto de mi lugar, y una vez parado observo a Taehyung por encima de mi hombro esperando a que me dé su lugar —como se supone que los caballeros lo hacen—.

Pero no lo hace.

Me agarro del tubo de metal para estabilizar mi equilibro una vez que el metro comienza a moverse.

Escucho una risa que reconozco como la de Tae. Le fulmino con la mirada, y el solo se limita a encogerse de hombros.

—¿Por qué me miras así?

—Si antes me hubiese enterado de que eras un patán no te hubiese hablado.

Se lleva la mano a la boca intentando evitar una carcajada. Jamás le había visto de esta manera: siendo un tanto juguetón.

Me agrada.

—No te enojes. —murmura, y creo (¡caracoles!) que estoy alucinando cuando le veo palmear uno de sus muslos. —Siéntate.

¿Por qué eso se vió atractivo?