pucheros |taekook omegaverse|

#69.

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—No estoy seguro si debería comprar otro par de botas... —frunzo el ceño mientras me observo en el espejo.

Taehyung, sentando en el pequeño sofá que hay en la sala de vestidores, me dice:

—¿No me habías dicho antes que tenías nueve pares de botas? 

Le observo y alzo las cejas.

—Ocho. —corrijo.

Hesita, cómo si no estuviese seguro de decir lo siguiente:

—No hace diferencia. 

Giro mi cuerpo en su dirección y automáticamente poso las manos en mis caderas. 

—¿Ya te aburriste?

—No. —responde rápidamente.

Fulmino mi mirada, —Eso pensé.

Al final, el par de botas que me estaba probando no me convencen. Me siento al lado de Tae mientras deshago las agujetas en silencio.

—Puedes usar lo que sea. —dice de la nada, con simpleza.

Qué molesto.

Más molesto porque hoy se ve muy guapo, y debo concentrarme.

—No me harás cambiar de opinión. No pienso usar un par de jeans.

—¿Por qué no? Te lucen bien. —me mira a los ojos.

¿Oh?

Trago saliva, un calor de vergüenza recorriendo mi cuerpo. 

—Pues porque es una cena, Tae. —contesto con obviedad.

—En casa, no iremos a un restaurante. 

—Pero conoceremos al interés amoroso de tu papá...

Es aquí cuando me doy cuenta que no le he preguntado cómo se siente.

Taehyung no ha mencionado nada sobre su ausente madre. Jamás nos hemos encaminado a ese tipo de conversación profunda, lo cual, nunca me molestaría. Todo a su tiempo.

Yo tampoco le he contado sobre papá y la extraña relación que llevo con mi mamá. 

Confío en él y espero que él también lo haga. 

 —No importa. —murmura con suavidad.

Aprieto los labios y nuevamente me siento a su lado en el sofá del vestidor. 

—¿Cómo te sientes...?

El Alfa desvía la mirada hacia el espejo en frente de nosotros. Encuentro su mirada en la mía a través del reflejo.

—Bien. —sonríe levemente. —Emocionado y nervioso, eso es todo.

Giro el cuello para verle.

—Todo saldrá bien. —articulo, posicionando una de mis manos en su hombro derecho.

—Lo sé. —arruga la nariz y hace un ademán. —Ahora, apresúrate en probarte algo más. Ya pasaron dos horas y no has comprado nada. 

Ruedo los ojos. Ha arruinado el momento.

—Pensé que no te ibas a quejar.

—Yo nunca dije eso. —las esquinas de sus labios se levantan en una bonita sonrisa.

Ahg.

—¿Ah, no? Lo único que hacen los Alfas es mentir. —me atrevo a decir.