pucheros |taekook omegaverse|

#118.

🍃{créditos a quien corresponda con el fanart} Hola. 3 meses sin estar aquí. Cap largo. Gracias por la espera🍃

Durante la festividad de Seollal, se realizan actividades tradicionales que tenía bastante tiempo sin hacer.

No es sorpresa, pues, vaya, siempre hemos sido mamá y yo. Ella no es una persona iniciativa. Menos continuista en días festivos. No me inculcó todas estas cosas. Mientras los niños de mi escuela parloteaban sobre las actividades que hacían con sus padres, yo solo me quedaba en silencio.

Con naturaleza, me volví un niño introvertido; y aunque a veces esa parte de mi reluce de vez en cuando, ya no está tan presente.

Y eso me agrada, porque si no hubiese tenido las agallas de hablarle a Taehyung, no lo tuviera a mi lado en este preciso momento.

El Alfa está devorando un platito de tteokguk que compró en un puesto de comida. El día de hoy, finalmente Seollal, visitamos el centro de la ciudad donde la festividad está en su máximo punto. Hay bastante gente degustando de comida, teniendo tiempo en familia, hay un grupo de personas realizando la danza Saja Chum; en la cual los danzantes utilizan máscaras para ahuyentar malos espíritus.

Tenía un buen rato sin sentirme tan apegado a mi país y sus costumbres.

—¿Seguro que no quieres comer algo? —Tae me pregunta mientras caminamos entre las masas de gente.

Estamos buscando a sus abuelos y padres, los perdimos hace unos instantes. Ya cambiando el tema sobre su pregunta, siento que voy a reventar. He comido mucho. Tal vez regrese a Seúl con un par de kilos más.

—Nop.

El Alfa —quién está caminando en frente mío mientras me sostiene de la mano— me observa por encima del hombro.

—Debes comer más.

Enarco una ceja. No sé a qué viene su comentario. Pienso que me veo saludable. Los muslos rellenan bien mis pantalones.

—¿Más? ¿Acaso estás intentando llenar mi panza como un cerdito?

—Tal vez me convierta en lobo.

Dice eso y justamente lo miro a los ojos. Eso sonó muy insinuante.

—¿Y me devores? —me atrevo a preguntar.

Tae sonríe, tímido. Oh, no, parece bastante escandalizado. Se le ponen las mejillas y orejas rojas.

Ay, qué lindo.

—No digas cosas así. —advierte, aún sonriendo.

El reloj marca las diez con cuatro minutos de la noche cuando encontramos a los Kim —si, también Jihun —al lado del templo cultural.

Intercambiamos entre palabras el frío que hace. El abuelo bosteza y su esposa le da palmadas en la espalda. Sus ojos se ven hinchados de sueño, así que decidimos dar por terminado el día. Regresamos a la cálida casa. Los ancianos se dirigen directamente a su habitación, no sin antes bendecirnos y decir 'buenas noches.'

—¿Sabes? ya casi es San Valentín. —dice Tae repentinamente. Su papá y pareja se han ido a dormir hace un minuto. Nosotros nos quedamos en la cocina. El Alfa, antes de hablar  toma un trago de agua: —Me gustan los regalos...