Me sentía extraña de llegar a la privada, debido a que muchos también iban regresando de sus vacaciones el movimiento era intenso, había carros por todos lados y gente caminaba entre las casas guardando maletas.
Mi padre me ayudo a desempacar todo y hacer un poco de limpieza en el apartamento, aunque en realidad no lo necesitaba, no estaba sucio, era una excusa, parecía que quería quedarse más tiempo, así que lo invite a dormir en la cama extra, acepto casi al instante.
—Quizá mañana puedo llevarte a la escuela antes de irme... —Dijo de pronto, pero con una voz muy baja, casi inaudible.
—¿Qué? —Quería que lo repitiera, pues no estaba del todo segura si lo que había escuchado era correcto.
—Que talvez mañana llueva, entonces podría llevarte a la escuela, si tú quieres.
—Sí, supongo que está bien.
Era extraño el cambio tan drástico de mi padre, pero creo que alguna manera lo entendía, habíamos perdido demasiado tiempo evitando todo tipo de pláticas con el afán de no enfrentarnos a nuestros problemas, y ahora que lo habíamos hecho, lo único que nos quedaba era avanzar.
A la hora de dormir intento arroparme, pero yo solo podía reírme de lo nervioso que estaba, como si yo fuese un recién nacido y él un papá primerizo, al poco rato él también comenzó a reír, lo que tranquilizo sus movimientos, se acercó para dejar un beso en mi frente, pero se lo pensó 2 veces y simplemente se dio la vuelta y se acostó en la otra cama.
Ninguno decía nada, pero el ambiente aún era algo denso, como si aún quedara mucho por resolver.
—No quiero terminar como Elena con sus hijos —Susurro como si no quisiera despertarme, aunque él sabía que estaba despierta —No quiero que ustedes me odien, no quiero que tú me odies.
—No te odio —Susurre en el mismo tono que él.
—Hoy después de ver todo lo que paso, en verdad sentí mucho miedo de perderlos, de no poder compartir la mesa.
Entendía a lo que se refería, el caso de Elena y sus hijos se había convertido en un gran problema, cada que ellos se juntaban discutían y las cosas se salían de control, lo cual me recordaba mucho a nosotros.
—No puedo cambiar el daño que te he causado a ti y a tu hermano, pero definitivamente puedo hacerlo mejor, quiero hacerlo mejor.
No respondí, solo me acurruqué más, de alguna manera no me sentía segura de aceptarlo por completo, mi niña interna quería correr a su cama y abrazarlo, pero era como forzar las cosas, aun no estaba lista.
...
—Nani, ya es hora —Intenté abrir los ojos, pues alguien me había sentado, pero debido a que no pude dormir bien, me sentía demasiado cansada, al punto de querer tirarme a la cama de nuevo —Vamos, Nani, ya es tarde.
Abrí los ojos de a poco, mi padre ya estaba bañado y vestido, mire el reloj y definitivamente ya era tarde, por lo que salte de la cama corriendo, él solo sonrió de verme brincando por todos lados.
—Prepare un desayuno, pero como supuse que no te daría tiempo, lo metí en este topper —Dejo un envase azul en mis manos.
Me quede congelada mirándolo, no sé exactamente que paso, pero cuando me di cuenta estaba abrazándolo con los ojos llorosos.
—Gracias —Fue lo único que logre decir antes de soltarme a llorar.
—No, no llores, está bien —Acaricio mi cabeza —Vamos, te llevo a la escuela.
Asentí y caminamos juntos al auto.
El camino como siempre fue corto, aunque nos había llevado más tiempo de lo esperado pues todos iban llegando apresurados lo que ocasiono un embotellamiento.
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Morena
RomanceDanielle Caballero es una chica de preparatoria que desarrolla una vida normal hasta que una bomba comienza problemas y chismes sobre ella, todo lo típico en adolescentes ¿No?