—Me moleste al principio —Acarició mi mejilla con una falsa ternura, sin soltarme la mano —¿Por qué no me lo dijiste? —Dio una sonrisa coqueta, esa que hace algunos días me gustaba —Podemos hacernos cargo, amor.
—¿Amor?, no sé de qué me hablas —Solté mi mano de su agarre y le di un pequeño empujón para poder abrir mi casillero.
—Debemos hablar —Insistió.
—No tengo ni el mínimo interés, ni necesidad de hablar contigo —Aun sentía demasiado coraje por la forma en la que me trato.
—Venga, que tenemos que hablar —Cerró mi casillero con un codazo, haciendo que inevitablemente diera un brinco —Te quiero ayudar, no importa la decisión que tomes —Puso su mano en mi abdomen.
No pude evitar reír, me miraba confundido y eso me daba aún más risa, de verdad se pensaba que siquiera consideraría tener un hijo con él, después de la mierda que me hizo sentir.
—¿Qué es tan gracioso? —Me encaro molesto.
—Tú.
Miro a las personas que se encontraban a mis espaldas, he hizo un gesto como alguien que se da cuenta que está siendo humillado.
De un segundo a otro, una furia inexplicable se reflejó en sus ojos —¡¿Quién cojones es el puto papá?! —Grito —¡Dime!
Probablemente en este punto debí dejar de reírme, pero era una malísima broma, de verdad me estaba reclamando el mismo imbécil que me hizo sentir como un pedazo de carne, el mismo que tuvo el descaro de decir "Después me dices cuanto te debo".
—Que-te-importa —Conteste pausado, fuerte y claro.
Me di la vuelta y caminé con dirección a mi clase, esto ya se estaba poniendo demasiado jodido.
—Porque no le dices quien es el papá, o mejor aún, les dices que no estas embarazada —Susurro Teo el cual caminaba aun lado de mí, estaba tan centrada en llegar a mi clase sin otra escenita que, ni siquiera note su presencia.
—No es su asunto —Me limite a contestar.
Balanceo la cabeza como si meditara mi respuesta —Tampoco era mi asunto, y me lo aclaraste.
—Supongo que fui generosa —Di una sonrisa falsa.
—Sabes que creo que pasa —Se giró y comenzó a caminar de reversa para darme la cara, pero esa acción me daba cólera, podía golpearse o golpear a alguien más —Creo que quieres vengarte.
—Eres todo un adivino —Dije con sarcasmo y jalé de su brazo para que no chocara con un grupo de chicas —Deberías dejar la escuela.
—El chico llego con flores, te acaricio la mejilla, te tomo la mano, incluso asumió que el bebé era suyo, y tú te burlaste de él, en frente de todos, literalmente reíste a carcajadas, y dejaste muy en claro que era un chiste para ti —Suspiro —Y te apuesto a que no tuviste el mínimo arrepentimiento, y eso se llama venganza.
—No conoces la historia —Volví a jalarlo.
—No —Negó con la cabeza —Pero lo conozco a él, es un imbécil, pero no es un mal chico y creo que de cierta manera tú tampoco.
—No sabes nada de mí.
—Claro que sí —Se giró para poder caminar normal, lo cual agradecí a montones —Eres el tipo de niña que le regala chocolate a un dealer por su cumpleaños —¿Cómo sabia de eso? —También eres el tipo de niña que encubre el embarazo de sus matonas, y no creo que fuera por miedo, aun me pregunto la razón —Sonrió intrigado —Y lo que me hizo llegar a la conclusión, eres el tipo de niña que ayudan a un completo desconocido a caminar de espaladas por un pasillo transitado, sin ningún tipo de razón —Golpeo mi hombro con el suyo —Y todo en menos de un día, no me parece que seas una mala persona.
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Morena
RomanceDanielle Caballero es una chica de preparatoria que desarrolla una vida normal hasta que una bomba comienza problemas y chismes sobre ella, todo lo típico en adolescentes ¿No?