Capítulo 7 "Prometo traerlo en una pieza"

193 17 0
                                    

Jóvenes.
Está semana no me presentaré, pero prepárense que el lunes aplicó un examen prueba, para saber qué temas fallan, depende lo que pase, decidiremos su futuro.
Disfruten el resto de la semana.

Amanecer con un mensaje así, me daba tanta satisfacción, la noche anterior no había cerrado el ojo, apenas logré dormir un par de horas, la preocupación me quitaba el sueño.

Ya es martes y aún no sé nada de ellos. Jaime está igual de preocupado. En la noche me asome por la ventana y él estaba sentado mirando la reja, él nunca se queda en las noches, pero hoy no fue a casa.

Baje para darle una taza de café y aproveche para platicar con él, necesitaba distraerme.

Jaime es una gran persona, de las mejores que había conocido, se preocupa por los inquilinos, todo el tiempo está de buen humor, normalmente trabajaba desde muy temprano, no siempre estaba aquí, pero desde que los chicos no regresaron, sólo va a su casa a bañarse y regresa, dice que le da pendiente dejarme sola, pues literalmente, ya solo estaba yo en la privada, no había nadie más.

Él es papá de gemelos, dijo que es difícil, pues su esposa murió cuando ellos nacieron y desde entonces es padre soltero, me recordó a mi padre y me hizo preguntarme si mi padre habla de la misma manera de mí, como Jaime lo hace de sus hijos, su mirada se iluminaba y sonreía sin poder evitarlo.

Ellos son 3 años más grandes que yo, me mostro las fotos que tenía en su cartera, y a decir verdad eran muy atractivos. Tienen su pelo lacio y rubio, son altos y fornidos, con una tez clara y ojos color miel, se llaman Adan y Evan, si, se llaman así por la Biblia o algo parecido comentó él. De hecho, mencionó que uno de ellos vendría, por la noche o bien en un rato más, pues nos habíamos quedado platicando mucho tiempo, y ya era otro día. No estaba segura de cuál sería, ni tampoco le di importancia pues en realidad no los conocía.

Regrese a mi departamento por la mañana para seguir esperando, después de todo, no tenía donde buscar.

Me senté en el sofá para mirar la televisión, aunque creo que en realidad estaba dormida estando despierta pues no entendía nada de lo que veía y eso que estuve un largo rato.

—¡Enana!, ¿Estas en casa? —La voz de Javi retumbaba la puerta. Estaba a punto de quejarme por lo de enana, pero si somos sinceros él es mucho más alto que yo.

—Voy —Grite mientras me arrastraba hasta la puerta, estaba cansada, pero quizá ya tenía noticias de los chicos, por un momento me emocione.

—¡Hey! ¿Aún no sabes nada? —Dijo él mientras abría la puerta, yo negué con la cabeza, sentí como una tristeza recorría mi cuerpo —Estarán bien, te traje comida —Alzo una bolsa blanca con una sonrisa.

—Gracias —Caminé hacia la cocina por platos, si había estado comiendo, talvez no cosas muy sanas, pero la verdad es que no sabía cocinar y bueno, tampoco tenía tanto dinero como para siempre pedir comida a domicilio por lo que agradecí su gesto.

Él se sentó en el sofá y saco la comida en la pequeña mesa de centro, y como lo creí, eran tacos.

—¿Tú crees que les pasó algo? —Me senté de nuevo en el sillón ofreciéndole un plato, él lo tomo y se sirvió.

—¿De verdad te importa? —Sonrió como si no lo creyera. Lo mire un poco extrañada pues lo dijo en singular.

—Sí, digo, creo que el tiempo que hemos pasado juntos han hecho que se volvieran algo relevante en lo que llevo de vida.

—Sé que tú también le importas —Lo volví a mirar extrañada, él solo tenía la cabeza fija en su teléfono el cual estaba en la mesa, comía muy apresurado, y no como si la comida se fuera a terminar o como si tuviera mucha hambre, era más como si estuviera nervioso.

MorenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora