Capítulo 38 "Promete que te cuidaras"

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Los días transcurrían con naturalidad, ya había pasado poco menos de una semana, todo el mundo murmuraba aquellos secretos de pasillos.

"Su compañera de departamento la dejo porque siempre metía personas".

"Seguro intento hacerle algo".

"Cande las separo porque Danielle estaba intentando ligar con su novia".

"Les propuso cosas asquerosas y ellas huyeron". 

Y para ser sincera ya no me molestaba del todo, en ocasiones me daba gracia la creatividad de la gente, a veces era una adicta sexual, otras era una violadora y en ocasiones era una inadaptada mentirosa, vaya, el mundo no se acabaría por un rumor nuevo.

Las cosas parecían mejorar, tenía mi privacidad en el departamento en cuanto la chicharra anunciaba el fin de clases, después de todo, no era tan mala idea quedarme sola, me estaba acostumbrando.

—Chicos eso es todo por hoy, recuerden que la próxima semana no tenemos clases —Anuncio el profesor, todos dieron un grito eufórico —No celebren, que les prometo que me voy a cobrar factura de todos, aún no puedo creer que suspendan clases solo por un concurso —Salió del aula con rapidez, para evitar la estampida de jóvenes que se avecinaba por el sonar de la campana.

—Oye voy a salir a dar una vuelta estos días —Dijo Dante mientras recogía su mochila —Estuve pensando y puedes acompañarme, te hará bien distraerte de todo.

Dante era lo único que tenía, cuando no estaba con él, me la pasaba escuchando música en alguno de los techos de la escuela, me había hecho el habito, evitaba el contacto humano a toda costa, y extrañamente me satisfacía de maneras monumentales, era como un refugio exprés.

—¿Como? ¿No te quedarás al concurso? —Pregunté curiosa, pues le había ido muy bien en la prueba, eso creía.

—No, no fui seleccionado —Al ver mi cara de confusión continúo hablando —Este año cambiaron un poco las cosas, yo no pase el filtro, solo se quedaron los que daban "El perfil".

—¿El perfil? —Cuestione con voz burlona.

—Sí, ya sabes, buenas notas, con una vieja historia de superación, un currículo perfecto, sin mala conducta, niños bueno, ejemplares, sin vida.

—¿Y tú no eres eso? —Lo mire con seriedad, aunque a los pocos segundos a ambos nos dio un ataque de risa.

Cuando lo conocí de verdad creí que lo era, pero su historial de fechorías es más grande de lo esperado, solo que se sabe cuidar bien las espaldas.

—No, cariño —Guiño el ojo —Ni la mitad de eso —Soltó entre carcajadas.

—¿Y para que quieren toda la escuela? —No había necesidad de cancelar clases, obvio no me quejaba, pero sí que era una exageración, había demasiado espacio para todos.

—Es porque volverán a venir los patrocinadores para hacer entrevistas a los seleccionados, y bueno, las cámaras y equipos que son ciertamente caros, nada que un mortal como nosotros pueda costear —Hizo una mueca de burla.

Probablemente tenía razón, era verdad que la gran mayoría de los chicos de esta escuela eran hijos de empresarios o políticos, pero existíamos aquellos que no tendríamos la oportunidad de arreglar un problema así.

—Y entonces, que dices, ¿Me acompañas?

—¿Tu y yo?, ¿Solos? —No quería sonar grosera, pero últimamente no se me conocía por buenas cosas y esto podría ser contraproducente para él y para mí, de igual manera.

Una cosa era comer o tomar clase juntos, pero salir de viaje, él y yo solos era un tema completamente distinto, seria tema para hablar y aunque insiste que no le importa lo que la gente piense, tarde o temprano todo pesa.

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