Me levanté muy temprano el sábado, tenía que hacer unas compras y para ser sincera esto nunca había sido tan difícil, normalmente las hacía con Kharla, pero como ya no está, es evidente que no sé por dónde empezar, tome mucha comida, más antojos que comida real en sí.
Me forme para pagar los productos hasta que una voz llamo mi atención.
—Que ya te he dicho que el chaval está riquísimo, esta vez no se me escapa —Esa voz la había escuchado antes, claro, era la misma chica de ayer, la niña que acompañaba a Archi, traía el mismo vestido negro —Ayer estaba muy cansado, había bebido mucho, simplemente es eso.
Por un segundo una sonrisa de satisfacción se formó en mi rostro, no supe definir si era por burla o alivio, pero en definitiva no podía negar, que el hecho de que no tuvieron una buena noche, me alegraba.
—Va a llevar algo más —Me interrumpió el cajero del súper, el cual tenía una cara de pocos amigos.
—No, gracias —Le conteste mientras me asomaba a la otra fila donde se encontraban aquellas chicas, llevaban mucha comida y suero, supongo que para la resaca.
Me apresuré lo más rápido que pude para llegar antes que ellas a la privada pues por el camino que habían tomado, seguramente se dirigían hacia esta.
En cuando yo cerré la puerta de mi apartamento, comenzó abrirse la reja, no pude evitar mirar por la ventana, y en efecto eran ellas. Lo raro vino después, pues una puerta se azoto, y vi a las 3 chicas que salían hechas unas fieras, no dijeron nada, pero el enfado en su cara era notorio, sin mencionar los golpes que daban al suelo al caminar.
15 minutos más tarde salió caminando Javier, tenía muy mala pinta, por un segundo quise abrir mi puerta e invitarlo a pasar, exactamente no sabría decir cuál era el pretexto, quizá sólo quería hablar con alguien, escuchar la voz de alguien más.
Al final lo dejé ir, pero algo no me cuadraba, ¿Dónde estaba la Jeep?, Javi no salía a ningún lado sin su auto, y es extraño pues justo ayer los vi irse en ella.
No quise darle más importancia, por lo que me preparé un buen vaso de leche con chocolate, me senté en el sofá y miré un maratón de la gran mayoría de las películas de Disney, les tenía un afecto muy grande, me recordaba mi infancia, la vida en casa de mis padres.
Todo estaba tranquilo, iba comenzar la película del rey león, me iba a levantar por mas chocolate hasta que alguien toco la puerta.
—¡Hey! Estas en casa —Se escuchó un grito de Archi del otro lado acompañado con uno que otro golpe.
Me debatí entre abrir o no, ¿Qué tal si era una emergencia? o ¿Qué tal si viene a pedir perdón?, coloqué mi mano en la percha y cuando estaba a punto de girarla volvió a hablar
—No regreso, justo por eso no me gustan las niñas como ella —Dijo en un tono atroz, no lo grito, pero no era necesario que lo hiciera, la forma en la que lo dijo fue suficiente.
A estas alturas ya no entendía nada, pero necesitaba saber cuál era su coraje conmigo, me llene de valor, respire profundo y abrí la puerta.
—¿Ocupas algo? —Me cuadré lo más que pude, intentando enfrentar el problema, aunque era lago gracioso pues su altura era mucho mayor que la mía, parecía un chihuahua intentando pelear con un Gran Danes.
Él ya estaba de espaldas, no muy lejos de mi puerta, se quedó quieto y no dijo nada por unos segundos.
—Eeh... No —Tartamudeó mientras se volteaba para verme a los ojos, se notaba sorprendido, aunque no entendí, él era el que estaba tocando mi puerta.
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Morena
RomanceDanielle Caballero es una chica de preparatoria que desarrolla una vida normal hasta que una bomba comienza problemas y chismes sobre ella, todo lo típico en adolescentes ¿No?