Capítulo 69 "Recuerdos"

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Sentía que no respiraba, mire la foto, era él y mi madre, ella sonreía mientras lo estrechaba entre sus brazos, Daniel sostenía una medalla en sus manos de forma que la presumía, ella usaba un turbante, como poco esa foto fue tomada 1 años antes de que mamá muriera.

—¿Cómo es que...? —Intente hablar, pero mi cabeza no conectaba con lo que estaba viendo —¿Cómo fue que...?

—Deja que yo te explique —Se acercó a mí —No saques conclusiones apresuradas, vamos a un lugar más tranquilo.

—¿Salías con mi madre? —Pregunte dando pasos hacia atrás.

Mi cabeza simplemente bloqueaba ese pensamiento.

—¡No! —Negó rotundamente —Déjame explicarte.

Se escucharon pasos que se acercaban a nosotros, él casi inmediato me tomo del brazo y me saco de la casa, me abrió la puerta de auto, obedecí subiéndome, dio la vuelta y se situó alado de mí.

Por el retrovisor vi a Edan y Dylan que nos veían acomplejados desde la acera mientras avanzábamos por la calle.

Mi cabeza no lograba asimilar la razón de esa foto, ¿Cómo se conocían?, ¿Por qué se conocían?, ¿Quién era él?, ¿Desde cuando pasaba esto?, intente unir los puntos, pero nada concordaba, no había forma de que ellos se conocieran sin que los demás nos hubiéramos dado cuenta.

—En cuanto lleguemos te lo explicare todo —Dijo la verme tan inquieta —Deja de hacerte ideas.

—¿A dónde vamos? —Pregunte al no conocer el camino por el cual manejaba.

Había estado tan absorta de mis propios pensamientos que no me di cuenta desde que momento dejé de las calles que si conocía.

—A mi casa, necesito que veas algunas cosas —Respondió sin mucho apuro.

El camino no era tan largo, tardamos 10 minutos en llegar aproximadamente. Era una casa de color azul, tenía una puerta vieja de madera.

En cuanto entramos me sentí incomoda, estaba en un lugar desconocido y a obscuras, con un desconocido, a solas, sin teléfono, descalza y sin manera de volver.

»—Ven —Me dijo llamado mi atención —Mi habitación está arriba.

Me debatí en si era buena idea subir, ¿Qué tanto lo conocía?, ¿Era confiable?, no sabía qué hacer, si me iba no sabría la razón de esa foto, era obvio que conocía a mi madre.

La curiosidad me pudo, así que cerré los ojos con fuerza dándome ánimos a mi misma y subí.

Se dirigió a la última puerta del largo pasillo mientras lo seguía en silencio.

Abrió la puerta de par en par dejándome entrar. Su cuarto era él, era simple pero llamativo, las paredes tenían de esa pintura en la que puedes escribir con tiza y las demás eran de un color pálido, todo en orden y con una fuerte fragancia a colonia de hombre.

»—Voy a dejar la puerta abierta —Anuncio, como si se hubiera dado cuenta de mi nerviosismo. Simplemente asentí.

Camine por la habitación, la cama era pequeña lo que dejaba más espacio libre haciendo la ilusión de que el cuarto pareciera más grande de lo que en realidad era. Enseguida identifique ligas, pesas y más cosas para hacer ejercicio en una esquina, era la misma marca que utilizaba Edan.

En las paredes había dibujos de personas pintados, todo con tiza blanca, eran como retratos, todos los rostros me eran indiferentes excepto uno.

Era mi madre, con todos sus lunares y pecas, su pelo chino, su sonrisa, sus ojos, era ella.

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