—Cuando realizaba el ultrasonido me di cuenta de que tienes una condición llamada útero septo y revisando los demás estudios y los síntomas, tienes una probabilidad muy grande de ser estéril, básicamente pasa que tu útero se encuentra dividido en dos cavidades que están separadas por una especie de tabique formado por una pared fibrosa o muscular...
La explicación del doctor continuó, pero yo ya no escuchaba nada, me quedé muda, no podía decir nada, nada salía de mi boca, jamás seria madre, nadie me llamaría mamá, era como si lo tuviera todo y al final no tuviera nada, sólo miraba al médico, estaba en shock.
—¿Y se puede resolver? —Pregunto mi padre preocupado, sacando mi mente del trance.
—Puede llevar un tratamiento, pero no siempre funcionan y por la condición existe una posibilidad muy grande de que no ayude, una operación sería ideal, aunque tampoco es segura, no quiero darles falsas esperanzas —Sonrió apretando la boca —Debemos esperar a que quieras concebir para poder recetar algo que sea más efectivo.
—Gracias —Logre decir.
Me levante de la silla y me dirigí a la salida con movimientos automáticos, me recargue en la puerta del copiloto mientras esperaba, jamás creí que las cosas serían así.
—Lo siento mucho, mi niña —Mi padre me abrazo y no me sentía consolada, me sentía humillada, sólo vine a que me dijeran que no servía como mujer —¿Te llevo a tu departamento? —Pregunto él.
—No, tengo que ir a la escuela, necesito arreglar unas cosas.
Asintió y nos metimos en el auto. El paseo fue peor de lo que creía, cada vez me sentía más deprimida, nada me ayudaba.
—Necesito pasar a una farmacia —Murmure.
—Sí, claro —Respondió.
Obedeció y paramos en una farmacia, compre unas pruebas de embarazo, yo no sería la única que se sintiera mal este día, alguien iba a pagar mi rabia.
...
—¿A dónde vas? —Pregunte a mi padre mientras él salía del auto.
Acabamos de aparcar en el estacionamiento y al parecer también quería ser verdugo.
—Te acompaño a hablar con la directora, lo que dijo fue...
—¡Quiero que te largues! —Interrumpí, sabía que algunas personas nos miraban, pero estaba llegando a un punto en el cual no me importaba —Yo no tenía por qué enterarme de esta manera tan humillante y eso es tú culpa —Señale su pecho —Tengo 19 años papá, no es edad para que me digan que soy estéril, estás de acuerdo.
—Danielle, lo siento, aún puedes tomar un tratamiento, o podemos agendar una operación —Dijo intentando abrazarme, pero di un paso atrás impidiéndolo.
—Solo quiero que te vayas, quiero estar sola, ¿No lo entiendes? —Respondí con una pequeña lágrima en los ojos.
—Lo siento tanto mi niña —Me abrazo con fuerza, y justo en ese momento me derrumbé, su abrazo era sincero, lleno de sentimiento, que no pude resistirme.
Todo lo que había cargado este tiempo y ahora esto, me estaban cobrando factura
»—Vamos a entrar, ¿Está bien? —Dijo despegándose de mí.
—Quiero hacer esto yo sola, por favor —Insistí mucho más tranquila.
Vi duda en sus ojos, pero no estaba a discusión, necesitaba hacerlo, así que, solo asintió y soltó un beso en mi frente.
—Llámame si necesitas algo —Acaricio mi cabeza, dejo un beso y se dio la vuelta para irse.
—Adiós papá.
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Morena
RomansDanielle Caballero es una chica de preparatoria que desarrolla una vida normal hasta que una bomba comienza problemas y chismes sobre ella, todo lo típico en adolescentes ¿No?