Capítulo 62 "Solo quiero regresar"

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Los vi irse, salir por aquella puerta blanca, y eso bastó, solo eso necesitaba para decidirlo, yo sobraba, y está bien con eso, necesitaba tiempo para mí y ellos necesitaban tiempo para ellos.

Tome unas cuantas prendas, las guarde en una pequeña maleta, agarre las bolsas con comida. Marque un número enrollado los dedos para que contestará.

—¿Nani?, ¿Está bien? —Dijo mi padre del otro lado de la línea con cierto tono de preocupación, y aunque fuera egoísta, el sentir que alguien se preocupaba por mí, me hizo sentir bien, después de todo no era tan irrelevante.

—¿Puedes venir por mí? —Tal vez estaba siento muy extrema, pero necesitaba alejarme de todo esto, ya tenía tiempo que no me sentía cómoda, quizá era tiempo de un descanso.

—¿Estas bien? —Repitió mi padre con insistencia.

—Sí, solo quiero regresar —Contesté.

—Espérame, ya voy.

—Te espero en la escuela.

—Sí, claro, ya voy.

Colgué el teléfono, y termine de guardar unas cuantas cosas, mire hacia afuera y no había movimiento, corrí hasta la estación de Jaime y él me recibió con una inmensa sonrisa.

—Buenos días Dani —Saludo con la mano.

—Hola Jaime —Me quedé parada, pensando como expresarme —Me voy por unos días —Solté sin más.

—¡¿Cómo?!, ¿Va a adelantar sus vacaciones?

—Algo así.

—¿Pero....

—Me tengo que ir —Lo abrace efusiva y el me recibió con cariño —Se cuida mucho, y si necesita algo háblame, siempre estaré para usted.

—¿No regresará? —Dijo frunciendo el ceño.

—Probablemente sí, solo necesito un tiempo —Sonreí amigable.

—¿Está todo bien?

—Claro que si —Le tome las manos, y mi pecho se encogió, en verdad iba a extrañar a este señor —Gracias por todo, en verdad.

—No es nada, mi niña, pero... ¿Estas bien?, ¿Te iras con tu familia?

—Sí y si —Sonreí intentando no llorar —Si alguien pregunta, solo diga que me vio salir y no sabe cuándo regresare, por favor —Mire las bolsas de comida que llevaba en las manos —Podría darle esto a Archi, por favor.

—Sí, está bien.

Volví a abrazarlo y caminé hasta la escuela.

Todos me saludaban como si fuéramos mejores amigos, resulta que, si haces una fiesta, se olvida todo tu pasado, todas las burlas y malos tratos, supongo que los adolescentes somos tan incongruentes, que lo lógico se vuelve loco.

—¿Qué haces aquí? —Pregunto Tristán, mientras yo atacaba a mi casillero, no podía dejar mis cosas en él.

—Hola —Murmure sin darle importancia.

—¿Todo bien? —Pregunto con preocupación.

—Si —Respondí seca, no quería ser borde con él, pero no podía darle la cara, literalmente estaba escapando.

—¿Por qué te llevas tus cosas? —Señaló mi maleta llena de ropa y cuadernos provenientes de mi casillero.

—No, solo limpio mi casillero, ya sabes, mucha basura.

—¿Qué está pasando? —Tomo mi brazo para que le prestara atención.

—Nada, carajo —Me solté de forma brusca.

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