Capítulo 45 "Necesito que sepas algo"

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Cuando Edan y yo éramos pequeños, no solíamos compartir tantos momentos como me gustaría, siempre entrenaba o estaba en la escuela, entonces opte por salir a correr con él, lo cual era una pésima idea por el asma, mis padres no decían nada pues en ese momento no me habían diagnosticado, recuerdo que terminaba muy mal, casi siempre sentía inmensas ganas de desmayarme o vomitar en los primeros momentos, pero no me importaba, al día siguiente me levantaba con la misma energía para entrenar.

Que si era una mala idea, claro que lo era, pero me reconfortaba el saber que podía compartir un tiempo con él, aun cuando a mí me costara el respirar.

Ese mismo sentimiento tenía con Archi, el estar juntos, estaba mal, el pedirle que se quedara conmigo, estaba mal, pero al igual que yo, no pensó, se giró y camino hacia mí y con lentitud se acostó boca arriba.

Coloque mi cabeza sobre su pecho y él me rodeó con sus brazos de forma protectora.

—¿Estas bien? —Preguntó.

Asentí y él dejo un beso en mi frente, para continuar con un masaje en mi cabeza.

A veces los pequeños saltos hacen grandes terremotos, era tan simple lo que hacíamos justo ahora, no tenía mucha ciencia, solo estábamos recostados, uno al lado del otro, pero había demasiados sentimientos inconclusos brincando por toda la alcoba.

Era verdad que yo sentía algo, surgió poco a poco, con cada acción, cada gesto, cada palabra, era todo, o quizá no era nada, de lo único que estaba segura era de que de verdad sentía algo, que le quería, y de la mejor manera.

—Morenita... —Murmuró por lo bajo.

—Dime —Murmure también.

Lo mire a la cara con curiosidad, y a pesar de que la habitación estaba ligeramente iluminada por la luz que entraba por la ventana, podía ver que su mirada estaba centrada en el techo, notaba el movimiento de su mandíbula que se tensaba, de verdad quería decir algo importante.

—Recuerdas el cuarzo rosa que recogimos del mar.

Asentí y el levanto su muñeca, podía verse aquella piedra colgando, involuntariamente sonreí, yo no lo usaba, pero el saber que él lo hacía, me formaba una sensación extraña en todo el cuerpo.

—Son cuarzos rosados —Dijo Nina —Es la piedra del amor, infunde la energía del amor por sí mismo y por los demás, es el verdadero significado y lo que representa el amor. Nos permite encontrar facilidad para expresar de forma espontánea todo eso que sentimos por las personas que amamos.

—Quiero ser sincero contigo.

—Pues entonces selo.

Dio un largo suspiro.

—No sé qué siento por ti —Añadió —Pero sé que es fuerte, y que me gusta, me gusta la manera en la que sonríes, tu forma de ser, la persona que eres, el cómo piensas, como sueñas, como hablas, me gusta quien eres, física, mental y emocional, me siento bien cuando estás conmigo, me siento seguro y en paz, me haces sentir que existo.

Me quede completamente en silencio pues, aunque sus palabras parecían una declaración de amor, el tono era el de una despedida.

»—Cuando te conocí, muchas cosas cambiaron en mí, alteraste todo mi mundo, mi perspectiva, veía diferente, los sabores eran diferentes, las cosas eran diferentes, comencé a decir más "Siempre" y menos "Nunca" —Soltó una ligera risa —El verte solo me trae buenas imágenes y me encantaría que formaras parte de mi vida, siempre.

Sentía que mi corazón se paraba, para comenzar a acelerar su bombeo, era un cambio extremadamente brusco, y que decir de mi respiración.

¿De verdad lo estaba diciendo?

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