Todos alguna vez hemos sentido un frio corredizo por las noches, es incómodo y persistente, pero no mortal, te quita el sueño constantemente sin permiso o aviso, pero entonces pasa, una simple cobija calma el martirio sin mucho trabajo. Eso eran sus palabras y sus brazos en este momento, eran una cobija para mi alma perturbada.
Un calor invadió mi pecho en cuestión de segundos.
—Lo lamento tanto, mi niña, sé que no he sido el mejor padre —Me apretó aún más a su pecho —Las cosas han sido difíciles para todos estos últimos años —Me soltó mirándome con ojos de arrepentimiento.
—Papá, está bien... —Puse mi mano en su hombro como consuelo.
Teníamos demasiado tiempo sin abrazarnos o sin tener una plática de este estilo, y eso provocaba que me sintiera incomoda.
—No, claro que no —Negó con la cabeza —Me equivoque demasiado, pero no puedo cambiar las cosas, Nani.
No tenía idea de lo mucho que necesitaba escuchar esa palabra, una lágrima traicionera recorrió mi mejilla al escuchar "Nani", era el apodo que me tenían de cariño, pues mi hermano de pequeño no podía decir Danielle por lo que "Nani" era mi nombre.
Ese apodo me quedo por años, hasta la muerte de mi madre fue que todos lo olvidamos para no hacernos sentir peor, creo que era algo que nos recordaba a ella, o quizá solo era el hecho que no volveríamos a escucharlo de su boca.
—¿Pasa algo aquí? —Mi hermano nos miró desde el marco de la cocina, con su pijama de rayas, aún tenía los ojos entrecerrados, al parecer él si había podido dormir.
—Ven, por favor hijo, tenemos que hablar los 3.
Se acercó con cautela, creo que para ambos era extraña esta situación, se sentó lentamente en el taburete que estaba aún lado mío.
—Quiero pedirles una disculpa —Tomo una mano de Edan y una mía —Por todo lo que ha pasado estos últimos años, no les he prestado la atención que merecen —Hizo una pausa, cerró los ojos fuerza y suspiro —Cometí muchos errores con su madre, en verdad la amaba y estoy muy arrepentido por todo el daño que le pude causar, pero en este momento estoy con Elena —Apretó nuestras manos —La adoro y preciso que ustedes la acepten como miembro de nuestra familia, porque quiero casarme con ella.
No sabría decir en qué momento deje de respirar, mi pecho estaba demasiado apretado, las palabras simplemente no salían de mi boca, era como si estuvieran luchando por salir, pero se quedarán atascadas en una burbuja.
Mire a Edan, él tampoco decía nada, tampoco lo esperaba, su mandíbula estaba apretada y sus pupilas algo enrojecidas.
Si lo pensamos más a detalle, era algo que eventualmente pasaría, no estábamos exentos de esta situación, pero no creí que sería tan pronto.
—Por favor digan algo —Insistió mi padre con un tono desesperado.
Edan como primer movimiento me observo de una manera muy extraña, no sabía exactamente qué decir o que significaba eso.
¿Esperaban mi respuesta?
¿Yo decidiría?
—¿Danielle? —Dijo mi padre buscándome la mirada.
Tome la mano de Edan y mire a mi padre, e hice lo que debí hacer desde el principio.
—Pá, es tu decisión —Observé a Edan el cual se veía muy confundido —Todos sabemos que esta vida no es tan larga y se puede escapar en un segundo, nosotros no estaremos contigo siempre —Sonrieron tristes al escuchar esa inevitable promesa —Si tú quieres estar con ella el resto de tu vida, que más remedio existe —Apreté la mano de Edan —Sera difícil acoplarnos, tenemos muchas cosas que resolver, pero creo que podemos hacer un esfuerzo.
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Morena
RomanceDanielle Caballero es una chica de preparatoria que desarrolla una vida normal hasta que una bomba comienza problemas y chismes sobre ella, todo lo típico en adolescentes ¿No?