Tener que despertarte temprano después de una gran fiesta es de lo peor que te puede pasar, y no por la fiesta o por pararte temprano, sino por la estúpida cruda, es el precio de una buena noche.
Si yo estoy así, no quiero imaginarme aquellos 2. Nos costó mucho poder bajarlos de la camioneta, bueno el 99% del trabajo fue de Archi, yo sólo abrí y cerré puertas.
—¿Amaneciste bien? —Se escuchó la voz de Archi, estaba acostado en la cama justo del otro lado del cuarto. Y no es lo que están pensando, pues ayer cuando dejamos dormidos a los chicos, Archi ya no tenía donde quedarse, ya que cada apartamento tiene solo 2 camas, y bueno, el sofá no es lo más cómodo.
Asomé la cabeza y lo miré recostado en la cama con los brazos cruzados atrás de su cabeza, su pecho estaba descubierto, las cobijas le quedaban justo por encima del ombligo
—Bien, me duele un poco la cabeza, pero todo bien —Contesté mientras me levantaba de la cama y caminaba hacia el baño.
—Da... Danielle —Dijo él tartamudeando.
Cuando lo mire estaba completamente colorado, la vista la tenía fija en la ventana, evitando verme.
—¡No es verdad! —Dije mientras me miraba en el espejo que tenía justo frente a mí. No tenía pantalones, sólo llevaba un top negro, con unas bragas del mismo color que cubrían casi media nalga.
Corrí al baño completamente apenada, cuando nos acostamos a dormir apagamos las luces para que cada uno se pusiera cómodo, y se me hizo fácil dormir así.
Me recargue en la puerta con nerviosismo, solo a mí se me ocurría hacer ese tipo de cosas.
—Dani...ya me voy a mi departamento —Dijo él junto con el sonar de la puerta de mi cuarto abriéndose —Paso por ti en 30 minutos —Concluyó cerrando esta.
No pude evitar reírme, quizá por la vergüenza o por la adrenalina.
Salí de bañarme y me apetecía ponerme guapa, tomé un vestido de tirantes, blanco de flores rojas, apenas llegaban por encima de las rodillas. Mi coloqué unos tenis blancos y recogí mi cabello en un chongo, dejando sueltos algunos cabellos rebeldes. No utilice maquillaje, no soy fan de él.
Baje corriendo las escaleras tome mi mochila y abrí la puerta, ya llevaba 20 minutos más de lo que habíamos acordado, aunque aún era muy temprano para la escuela.
—Hola —Murmure al verlo sentado en la hamaca.
Llevaba puesto un suéter gris que se amoldaba a su cuerpo con un pantalón de mezclilla. Tenía los codos recargados en sus rodillas y la vista perdida en sus manos.
—Hola —Respondió levantando la cabeza con una sonrisa que me pareció un rayo de luz, no sé si este chico me gustaba más de lo que quería admitir, pero simplemente quería que siguiera fluyendo.
—¿Y los chicos? —Pregunté al darme cuenta que sólo estaba él esperándome.
—Tomaron mucho, y no están en condiciones. Tienen suerte de no haber sufrido una congestión alcohólica —Contestó con una voz burlona.
Se levantó de la hamaca y camino en mi dirección, mientras más se acercaba la diferencia de altura se hacía inmensa, realmente era un hombre grande.
—Nos iremos caminando, aún es temprano, y tenemos temas que tratar, ¿Esta bien? —Yo quería hablar del tema, pero no estaba segura que tan conveniente era, ni si quiera tenía una mínima idea de que hablaríamos.
—Supongo que está bien —Sonreí.
Comenzamos a caminar hacia la entrada hasta que se paró y me miro.
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Morena
RomanceDanielle Caballero es una chica de preparatoria que desarrolla una vida normal hasta que una bomba comienza problemas y chismes sobre ella, todo lo típico en adolescentes ¿No?