No lo dude mucho, aunque tampoco había que dudar, solo recogí mis cosas de forma silenciosa guardándolas en mi maleta.
Los chicos aún no llegaban, y al parecer no tenían intensiones de regresar, pues Dante mando un mensaje diciendo "Tómense su tiempo, no molestaremos en un buen rato", a lo que simplemente conteste con un "Me voy a casa", no obtuve respuesta, probablemente no vería su teléfono hasta mucho tiempo después, y para ese entonces yo ya estaría en mi departamento.
Camine en silencio por los pasillos de la casa, no sabía si Archi se había ido o estaba dormido en alguna habitación, por lo que intente no llamar tanto la atención, lo único que deseaba era estar en mi cama con una enorme taza de chocolate.
Llame un Uber, la tarifa era exageradamente alta, pero necesitaba salir de aquí lo antes posible.
Salí de la bella casa sin mirar atrás.
El viaje de regreso fue melancólico, parecía que el mundo conspiraba en mi contra, pues las canciones más tristes de Adele sonaban en el auto, y nuevamente el sentimiento llegó a mí, solo me faltaba una lluvia dramática y estaría llegando al clímax de mi propia película romántica.
—Querer a alguien es muy duro, muchas veces es cruel, pero peor es vivir sin poder querer a alguien —Interrumpió el chofer.
La verdad es que desde que me subí al auto ignoré completamente su existencia hasta este momento, quizá dijo algo antes pero no pude escucharlo por toda la sarta de tonterías que rondaban mi cabeza.
—¿Disculpe? —Dije apenada.
—Esos ojos son de tristeza, y puedo asegurar que por un desamor —Sonrió de boca cerrada
—¿Cómo lo sabe?
—No está para saberlo, pero he tenido 2 divorcios a lo largo de mi vida, con personas que amare hasta el final de mis tiempos, sé reconocer ese tipo de mirada.
Lo mire curiosa, ¿Cómo podía amar a una persona de la cual decidió divorciarse?, que no se supone que las personas se divorcian porque ya no existe el amor en su relación, ¿Cómo podía decir que las amaría por el resto de su vida?
»—Y sin dejar de mencionar que está vistiendo un pijama.
Instintivamente mire hacia abajo. Tenía puesto un mameluco rosa con capucha, había olvidado completamente cambiarme, estaba tan presionada en irme que lo olvide.
—Supongo que sí —Sonreí avergonzada.
—Le puedo dar un consejo —Me miro por el retrovisor.
—Claro —Murmure.
—Es joven, es bonita, debe tener una vida por delante llena de sorpresas —Soltó una ligera carcajada, como si recordara algo —Mi madre solía decir "Al final las cosas siempre salen bien, y si no es así, es porque aún queda historia que redactar".
Quizá era una tontería emocionarme por algo que me había dicho el chofer del Uber, pero que tal si tenía razón, que tal si después de mucho si tendríamos un "Final feliz", que tal si en un futuro volvamos a coincidir.
—Su madre era muy sabia —Dije con un poco de ilusión.
—La gran mayoría del tiempo lo es —Sonrió negando con la cabeza —Creo que después de todo, el tiempo es corto y las desgracias son muchas —Dio un largo suspiro —Le parece si cambiamos la música.
—Si, por favor —Asentí aliviada —Creí que nunca lo diría.
En una maniobra rápida cambio la carpeta. Comenzó a escucharse un disco de "Queen" y una sonrisa se dibujó instantáneamente en mi rostro. Esa música era la preferida de mis padres, era una costumbre escuchar todas sus canciones los domingos por la mañana, mientras se hacía el aseo de la casa.
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Morena
RomanceDanielle Caballero es una chica de preparatoria que desarrolla una vida normal hasta que una bomba comienza problemas y chismes sobre ella, todo lo típico en adolescentes ¿No?