Harta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente.
-Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...
Pinkerton, Marlow y Ness se hallaban en la cocina investigando cuando las explosiones comenzaron. Al ver llegar a un par de mujeres del almacén que hablaban sobre los ingredientes faltantes para un ritual y que se dirigieron al sótano, escogieron meterse a escondidas al depósito para averiguar que fraguaban.
Una vez dentro, hallaron salamines y perniles de cerdo colgados del techo más uno que otra verdura pero al cruzar más allá de eso, ingresaron a una madriguera de conejo repleta de estantes con botellas cuyo contenido eran partes de restos humanos flotando en su interior. Desde ojos, dedos, lenguas, dientes y muchas cosas más siniestras, los detectives quedaron absortos ante el crimen que no hicieron más que magnificar el horror.
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-Carajo, Morgan tenía razón! Esas locas planean matarla pero para qué exactamente?- Pinkerton no entendía la necesidad de conservar todo eso
Recorriendo el lugar, se dieron cuenta que las botellas no eran simples objetos decorativos y tenían pegados en ellos tanto instrucciones de uso como el efecto buscado al manipularlos. Estaba claro que el Sharonet parecía más una secta de fanáticos homicidas capaces de lo que sea más que un club social.
-Por dios Charly, mira eso- señalando el estante superior, Ness había hallado la cabeza de Thobias Torrents dentro de un frasco de conserva con una inscripción pegada
-"Aturdidor. Úsese sólo en solsticios"...esto debe ser broma! Mmm...eww, akk!!!‐ casi vomitando por el aroma nauseabundo, Marlow cerró rápidamente la botella
-Estas mujeres están desquiciadas. Quién en su sano juicio colecciona miembros humanos?!-
*Ahhhhiiii*
El grito histérico de un grupo peleando sumado al sonido de disparos, los puso en alerta.
-Debemos salir de aquí. La cocina esta ocupada así que busquemos una salida trasera- tratando de escapar del depósito, corrieron entre los estantes hasta encontrar una puerta
Una vez fuera, se toparon con un ominoso y demencial escenario. Gente pidiendo socorro y tratando de ayudar a los heridos les provocó más sospechas cuando el cielo comenzó a tronar anunciando una tormenta.
Ninguno de esos individuos pertenecían al club, en cambio, eran todos los invitados de la novia.
-Sobrevivieron gracias a dios!- El comisario Yeltin y algunos oficiales corrieron al verlos llegar
-Qué mierda pasó? El maldito lugar está consumiéndose en llamas! Y los bomberos?!- Marlow estaba furioso
-Aunque no lo crean, esos bastardos están en otro incendio en el palacio y no van a venir, mejor dicho, alguien les impidió hacerlo!- con balde en mano, Portgas los ponía al tanto
-Y Morgan?- Pinkerton tenía un mal presentimiento
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