Lancelot DuLac

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Cayendo estrepitosamente al vacío, la telaraña se convirtió en un paracaídas para que las tres mujeres aterrizaran sobre el asfalto.

Llegando a Mirna Jad, notaron que las calles, autopistas y puentes, se desvanecían en úlceras para luego reaparecer a varios metros desconcertándolas

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Llegando a Mirna Jad, notaron que las calles, autopistas y puentes, se desvanecían en úlceras para luego reaparecer a varios metros desconcertándolas. Pero más que eso, las tres tenían una especie de collar rojo en sus cuellos del que se desprendía una larga soga entrelazada que se cortaba en el cielo.

Marcia, que había recuperado su cuerpo, caminó entre las personas que continuaban con sus quehaceres, curioseando los atuendos y artefactos en los que se transportaban.

Al intentar tocar una motocicleta, fue detenida al oír una sirena. El sonido atronador, provocó que el gentío saliera corriendo aterrorizado y los negocios cerraran a toda velocidad hasta que no quedara nadie más que ellas.

Ninguna sabía que hacer y al ver que algo inmenso se acercaba, se paralizaron.

-Abuela Kash, ¿qué es eso?- Marjie se ocultaba tras ella por temor

-Quédense juntas. No sé qué sea eso pero no me agrada- con varita en mano, Kashmir salió a escudarlas

Lo que corría desaforado eran nada más ni nada menos que dos Segadores que buscaban pecadores que comer. Deteniéndose sobre dos autobuses, clavaron sus ojos sobre ellas y proceder a acercar sus rostros para examinarlas. Los gigantes seres no captaron nada salvo la cuerda que se perdía en lo alto y al tocarla con sus brazos en forma de púas, ambos giraron hacia el sur.

 Los gigantes seres no captaron nada salvo la cuerda que se perdía en lo alto y al tocarla con sus brazos en forma de púas, ambos giraron hacia el sur

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Señalando el camino, vieron llegar una camioneta manejada por Mika. Frenando de golpe, el susto de ver a sus parientes ante los Segadores, la petrificó y de no ser por el chillido que la despabiló, ni siquiera habría notado que todas ya había subido a la camioneta.

Arrancando, se largaron antes que cambiaran de opinión.

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-Así que esas criaturas son el verdadero infierno. Quien lo diría. ¿Tienes licores fuertes? Tengo seca la garganta- la abuela Kashmir movía las botellas del aparador

-Vodka saborizada, arriba. Tía Marcia, a todo esto, ¿por qué trajeron a la niña? Miriel debe estar que arde por no saber que le pasó!- Mika seguía refunfuñando

Matrimonio por Conveniencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora