El rey Sven ya no sabía que hacer. Los desastres se multiplicaron desde que la reina Lyla recayó el domingo y su sanidad mental estaba en picada.
La muerte de Karina, contribuyó a que su paranoia la empujara a ocultarse en un armario del cual, se negaba a salir. Tapada con sábanas y tambaleándose de adelante para atrás, solo se volteaba al ver las sombras en la rendija de la puerta.
Pensaba que si abría la puerta, quien estaba golpeando la atraparía para matarla peor que a su difunto pilar.
-¡¡¡Carajo!!! Ya fue suficiente, Lyla tienes que salir. Debemos curar tu rostro!- pateando la puerta, Sven enfureció
-Su majestad, el obispo llegó. Solicita una reunión urgente con usted y no se irá hasta que lo reciba.- Paola avisó sobre el desagradable invitado
-Incluso eso. Se nota que le sobra tiempo a ese monstruo desalmado. Encárgate de que cuando ella escoja salir, reciba la atención necesaria en sus heridas. Voy a sacar a esa escoria de aquí-
Sven se encontró con su némesis, el obispo Salazar y al duque Damian parados junto a dos sacerdotes del internado San Ángel. No esperaba verlos y queriendo moverse rápido, fue directo al grano.
-La reina enfermó y nos fue difícil asistir a la misa. Si es por eso que vinieron personalmente...-
-Su majestad, me temo que malentendió nuestra visita aunque si desea aprovechar mi presencia puedo bendecir a la reina para que la enfermedad no acabe con ella como lo hizo con la anterior reina-
-Eso...-
-Jeh! No quise burlarme de la condición de su majestad la reina, me disculpo. Solo he venido a decirle que debo retirarme momentáneamente a Moonbow. Volveré para la purga más adelante en tanto, otros harán la contención en mi ausencia-
La provocación adrede los hizo sonreír superficialmente. Despidiéndose, siguieron su camino.
-Tal parece que la reina está sufriendo de delirios persecutorios de los que no se recuperará fácilmente- el comentario de Damian, hizo reflexionar a Salazar
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Matrimonio por Conveniencia
RandomHarta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente. -Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...