Preludio: Serenata N°13

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Minutos antes en el salón serpiente...

Jordie y sus compañeros veían como Karina, devastaba el palacio. Sabían que aquella mujer, nada tenía que ver en su huida y la sensación de terror los conminó a alejarse de los ventanales.

 Sabían que aquella mujer, nada tenía que ver en su huida y la sensación de terror los conminó a alejarse de los ventanales

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Exterminados los guardias, temieron por sus vidas pero al ver que sintió a Nimue, tragaron saliva. Inmediatamente, Jordie y Colette lanzaron el hechizo que habían aprendido recientemente y lograron hacer desparecer su presencia hasta que lograra llegar a ellos.

-Ah...ya no puedo- al ser inexperta, Colette consumió su maná rápidamente y cayó arrodillada

-Si! Esa cosa atrapó a la rubia sarnosa!- festejando que Edelmir fue capturada, Jordie detuvo la magia de camuflaje sobre Nimue

Su alegría se vió opacada cuando las serpientes de los mobiliarios, cobraron vida e iban tras ellos.

-Nos quieren matar a toda costa!- usando la leña encendida de la chimenea, los varones del grupo atinaban a alejar a las víboras

-Jajaja! Son graciosos pero con eso no las van a detener!- la irritante voz de los trillizos, hizo eco en la habitación

-Muérdanlos jajaja!- levantando un muñeco fetiche de madera, controlaban a las serpientes a voluntad desde el piso de arriba

Los ofidios se movían en grupo y el trío malicioso se burlaba del daño que deseaban causar en tanto Jordie, tomó una resolución para hacerse paso.

-Prendan fuego a este basurero. Voy a ablandar la carne para que quede tierna- agarrando una lámpara de bronce, la usaría de mazo

Obedeciendo, los niños incendiaron el salón y se acercaron al la chimenea aguardando por ella mientras, el fuego los rodeaba alejándolos de las serpientes. El enojo irrefrenable de Jordie, la hizo saltar sobre los muebles para golpear a las víboras y destrozarlas. Solo eran madera, mármol y metal pero aún así, apenas pudo sacárselas de encima.

 Solo eran madera, mármol y metal pero aún así, apenas pudo sacárselas de encima

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-Jaja! No puedes matarlas!- los trillizos no paraban de gritarle

En el centro del salón y parada sobre la mesa, Jordie se vió rodeada cuando la pared interior de la chimenea se abrió.

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