Minutos antes en el salón serpiente...
Jordie y sus compañeros veían como Karina, devastaba el palacio. Sabían que aquella mujer, nada tenía que ver en su huida y la sensación de terror los conminó a alejarse de los ventanales.
Exterminados los guardias, temieron por sus vidas pero al ver que sintió a Nimue, tragaron saliva. Inmediatamente, Jordie y Colette lanzaron el hechizo que habían aprendido recientemente y lograron hacer desparecer su presencia hasta que lograra llegar a ellos.
-Ah...ya no puedo- al ser inexperta, Colette consumió su maná rápidamente y cayó arrodillada
-Si! Esa cosa atrapó a la rubia sarnosa!- festejando que Edelmir fue capturada, Jordie detuvo la magia de camuflaje sobre Nimue
Su alegría se vió opacada cuando las serpientes de los mobiliarios, cobraron vida e iban tras ellos.
-Nos quieren matar a toda costa!- usando la leña encendida de la chimenea, los varones del grupo atinaban a alejar a las víboras
-Jajaja! Son graciosos pero con eso no las van a detener!- la irritante voz de los trillizos, hizo eco en la habitación
-Muérdanlos jajaja!- levantando un muñeco fetiche de madera, controlaban a las serpientes a voluntad desde el piso de arriba
Los ofidios se movían en grupo y el trío malicioso se burlaba del daño que deseaban causar en tanto Jordie, tomó una resolución para hacerse paso.
-Prendan fuego a este basurero. Voy a ablandar la carne para que quede tierna- agarrando una lámpara de bronce, la usaría de mazo
Obedeciendo, los niños incendiaron el salón y se acercaron al la chimenea aguardando por ella mientras, el fuego los rodeaba alejándolos de las serpientes. El enojo irrefrenable de Jordie, la hizo saltar sobre los muebles para golpear a las víboras y destrozarlas. Solo eran madera, mármol y metal pero aún así, apenas pudo sacárselas de encima.
-Jaja! No puedes matarlas!- los trillizos no paraban de gritarle
En el centro del salón y parada sobre la mesa, Jordie se vió rodeada cuando la pared interior de la chimenea se abrió.
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Matrimonio por Conveniencia
AléatoireHarta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente. -Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...