El regreso a clases estuvo rodeado de extrañeza y asombro puesto que la seguridad aumentó a tal punto que comenzó a exigirse documentación específica para ingresar al instituto, todo para controlar el acceso de gente sospechosa.
El primer día, fuimos recibidas por nuestras compañeras que no dudaron en tratar de ahondar en detalles pero aludiendo amnesia temporal por el "trauma" de ser agredidas, pudimos zafar del interrogatorio. Al notar nuestro plan, Darla y Paulette no dudaron en usar la misma treta con tal de evitar más molestias.
El único que la estaba pasando fatal era Newton puesto que todos sus amigos, fans y profesores se le fueron encima luego que Elvis contara el chisme de la fuerza monstruosa que cargaba nuestro hermano. Más que temor, a los ojos de todos se dibujaba la admiración y quedó más que claro cuando el entrenador de boxeo y el de lucha pelearon con el profesor de esgrima por el derecho de tenerlo en sus filas, tanto que enviaron cartas de recomendación para que se incorporara el próximo semestre.
-Haa ya no más!- golpeando su cabeza contra la mesa de la cafetería, Newton mostraba su frustración ante las cartas de amor que llevaba en un bolso
-Esta es de una tal Eugenia Lorne de quinto año, dice que está enamorada y le encantaría que la lleves al baile de fin de año- era cómico leer las cartas
-Basta Siri! Por qué soy el único que recibe toda la atención? Ustedes son más hermosas y atractivas como para llamar la atención!- nos señaló muy enojado
-De verás somos atractivas?! Qué alguien como tú lo admita tan abiertamente...kyaa!- Darla se puso colorada
-No sabía que pensaras así de tus compañeras de clase...Newton, eres todo un galán!- Paulette dejó ver cuan idiota puede llegar a ser al hablar
Sin que se diera cuenta, se había creado un silencio que dejó oír su queja haciendo que sus amigos se burlaran y las chicas creyeran erróneamente algo que no era.
-Pffft jajaja, lo siento!- no me aguanté y me reí en su cara
-Suficiente, me voy!-
-Newton, no era en serio jaja- se levantó
Fui tras el antes que lastimara sus manos de nuevo ya que agarró la fea costumbre de golpear paredes para sacarse la frustración. Al llegar al pasillo, Ares lo estaba esperando muy nervioso y ambos cambiaron su rumbo a los jardines para cuchichear fuera de la vista. Me escondí tras unos arbustos para jugarles una broma pero su conversación guardaba otra intención.
ESTÁS LEYENDO
Matrimonio por Conveniencia
De TodoHarta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente. -Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...