Un deseo a las estrellas

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El círculo mágico se volvió rojo y esa fue señal para iniciar el retorno. Las arañas se pusieron en marcha enrollando la cuerda en la palanca que fabricaron con mi ayuda, mientras Sirin conjuraba usando mi báculo.

A medida que subían, el peso era cada vez peor. De improviso un brazo envuelto en una muñequera portentosa, salió del piso disparando un gancho que se sujetó a un pilar para hacerlos ascender.

 De improviso un brazo envuelto en una muñequera portentosa, salió del piso disparando un gancho que se sujetó a un pilar para hacerlos ascender

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Un hombre con una túnica negra, Kashmir y Marjie regresaron del otro lado a salvo aunque vestían ropa rara.

Las arañas se dispersaron para ocultarse cuando el círculo se apagó y Marjie, corrió a abrazar a Sirin.

-¡Por fin estamos de vuelta! No sabes cuanto te extrañé Siri!!!- saltando de alegría, hizo que mi mujer la imitara

-Joven Hudson, sigue tal cual lo recuerdo- el hombre se sacó la capucha resultando ser alguien que creí muerto

-¡¿Obispo Salazar?!-

-Te disculpo solo porque recibí ayuda de tus tíos pero te recomiendo que me llames por mi nombre real muchacho. Es Lancelot DuLac- se sacudió las telarañas

-Deja la amargura viejo loco- Kashmir lo insultó

-Mejor nos vamos. Ya está oscureciendo. En casa me cuentas tu aventura!- Sirin la ayudó con el morral

-Pero miren a Excalibur, necesita urgente tratamiento caso contrario, no creo que 'el' pueda blandirla fácilmente. El tiempo hizo estragos con ella- tratando de levantar la espada, Lancelot se rindió

-Está algo descuidada pero la familia del herrero que la forjó, sigue activa para darle mantenimiento. Como son los únicos con el favor del dios Hefaistos, podrían manipularla sin drama-

Iniciando una discusión, Kashmir y Lancelot veían quien tenía razón.

Hablaban sobre que Excalibur contenía el corazón de una estrella arrogante en su interior y fue fabricada de un pedazo de cometa, dando origen a la leyenda del letal asesino de dioses.

En cierta forma, la espada sí estaba arruinada y mostraba algunas grietas por todas las batallas que sufrió. Al querer tocarla por última vez antes de irnos, tuve la grandiosa idea de decir mi opinión.

-Si existe un herrero, no sería mejor pedirle que haga otra mejor y menos pesada? Digo, Excalibur ya está para desechar con ese aspecto- mi comentario no fue bien recibido y me miraron consternados

-¡Retráctate!- me gritaron

-Solo dije la verdad. ¿Qué hay de malo?-

-¡Idiota, discúlpate!- Kashmir estaba furiosa

Al ver a Sirin noté su nerviosismo y al girar hacia atrás, la espada estaba en vertical levitando sobre el cadáver.

<¿Para desechar? ¿Otra mejor que yo? Insolente mortal!>

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