El día que teletransporté el hospital, un poder indescriptible recorrió mi cuerpo luego de recibir el maná de Lancelot y Sidonie. La adrenalina mezclada con magia, me hicieron explotar la cabeza por la presión y ante la aparición de la voz de un hombre furioso que me reclamaba, tuve que contestarle que se fuera al demonio.
La voz, me insultaba y se mofaba de mi poca habilidad llamándome; ladrona malnacida, infiel y sucia pecadora.
Mi queja ante su falta de educación, solo incrementaron las groserías y obtener control sobre la magia circundante me costó, hasta que se detuvo al oírse varias voces que lo callaron rotundamente.*¡Cierra el hocico, salamandra de pacotilla y entrégate a ellos!*
*¡¿No ves que nos están liberando?!*
*¡Tenemos un nuevo corazón que habitar y te vienes a quejar!
*¡Eres un cascarrabias como nuestro antiguo dueño. Nosotros si aceptamos mudarnos!*
*¡El se corrompió y sin nosotros, es solo una lagartija rastrera. ¿Quién vota por ayudar a la niña?*
Silenciando a la voz vulgar, la magia que no sabía que tenía, se detonó en todo su esplendor. La influencia de esas voces con conciencia, transmutaron los hipersigilos en coordenadas que bajo un brillo dorado, consiguieron que abrir un portal fuera sencillo.
No obstante, mi cuerpo se movió solo y conjurando un hechizo, la manipulación contra Newton acabó con él, emergiendo como un asesino despiadado mientras veía caer un velo negro sobre mis ojos.
Lo siguiente que vi al despertar, fue a una mujer extraña abanicándome y mucho olor a hierbas. No sabía dónde estaba y cuando apareció Mika con una bandeja, me llevé el susto de mi vida.
De las historias de Marjane y Paulie, pude imaginar como sería la famosa ciudad de las almas, Mirna Jad, pero ni remotamente, se me ocurrió terminar allí.Las dos mujeres, que eran mis parientes de sangre, dijeron que quien me trajo fue el padre de Nim. Thiberius Morgan, les dijo que debía permanecer aquí hasta que mi cuerpo recuperara su magia y como dos madres preocupadas, ambas se encargaron de cuidarme.
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Matrimonio por Conveniencia
De TodoHarta de soportar a un marido infiel, una cuñada entrometida y a medio mundo que se puso en su contra, la condesa Miriel optó por planear un divorcio conveniente. -Ella y el conde son unas víboras háganme caso y empaquen sus maletas- planeaba sacar...