Capítulo 37.
Ciara.
Él se iría solo. No quiso que lo acompañara. Obedecí cuando vi ese dolor en sus ojos al decir que no quería perderme.
Era algo peligroso y yo no tenía todavía tanto conocimiento sobre lo que harían. No conocía sus movimientos, no conocía nada. Jamás había estado en una situación así. Me quedaría con los niños y aprovecharía ese tiempo para poder saber un poco más sobre los casos que se veían en la firma, estaría en el estudio de Antonnio. Trataría de enfocar mi mente en algo más que no fuera en ellos dos, los hombres que quiero en peligro. Si, todavía quería a esa bestia malhumorada, y rogaba por que estuviera bien.
Antonnio dormía, sus hombres estaban preparando todo para poder partir, él bebió de más, sólo en su estudio, no quiso que nadie lo molestara, regresó a la cama cuatro horas después, con esa manía al estar ebrio, una mano acunando uno de mis pechos, estaba inquieta al saber que iría solo a Turquía. Mis dedos acariciaban sus hebras cafés, suaves y perfectas para mí, sentía ese peso de su brazo sobre mi pecho, podía oler su perfume que se había vuelto parte de mis días, su temperatura acoplada a la mía. Quería que las horas se alargaran más y más, no quería ver el crepúsculo por la ventana, esa punzada de nerviosismo recorría todo mi ser, amenazando con darme otro ataque de pánico. Pero quería que partiera para que trajera de regreso a Carlo.
Me giré para poder tratar de conciliar el sueño, Antonnio se quejó y me pegó más a él, buscó de nuevo mi seno para poner su mano. Reí un poco por lo infantil que se ponía cuando bebía.
Una pieza faltaba entre Antonnio y yo. El pecho volvió a sentir ese peso encima cuando recordé su mirada y mis palabras hirientes, cuando vi su dolor reflejado en esas esmeraldas hermosas la última vez que lo vi. Yo le disparé y cuando escuché ese balazo al teléfono quise encontrarlo y curar cada una de sus heridas, curar todo aquello que lo atormentaba por las noches. Era un asesino, pero también era una persona, un hombre de carne y hueso, sorprendentemente con sentimientos. Y yo empecé a quererlo, no supe cuando, no supe cómo. El sentimiento de odio se esfumó y fue reemplazado por algo que me daba miedo sentir.
Cerré los ojos con su nombre en mis labios, esperando que pudiera saber en donde quiera que estuviera, que íbamos a rescatarlo. Cerré los ojos con su calor en mi cuerpo y esas ganas de que me hiciera suya antes de irse. Quería sentirlo antes de que se alejara de mí, no supe por cuanto tiempo los tendría lejos.
Los Pagano, esos hermanos diabólicos que llegaron a cambiar mi ordinaria vida por algo emocionante y terrorífico, que, al principio, los odié y maldije por haberme traído aquí, pero que con el tiempo me hicieron sentir especial y deseada, valorada e importante. Ellos me veían cuando el mundo solo me miraba. Esos hermanos que quería, maldita sea. Los quería. Y nada más importaba.
***
—Todo está listo —dijo el mafioso de cabello café, abotonó su saco mientras caminaba hacia mí, llevaba lentes oscuros y un traje negro, subió las escaleras de la entrada y no quise seguir escuchándolo, rodeó con un brazo mi cintura para pegarme a él. Me besó y dejo sus labios pegados en los míos —, mia principessa.
—Por favor no sigas —apenas pude hablar, con ese nudo en la garganta —, Antonnio, ella dijo que no intentáramos nada. Esto no está bien.
No tenía un buen presentimiento sobre esta despedida. No quería que se fuera.
—Es mi hermano, no voy a dejarlo solo, ya lo hice una vez. No pienso volver a fallarle, esa puta tiene que pagar. Tengo que desaparecerla para poder dormir tranquilo, mi familia está en peligro.
Sus hombres subían a las camionetas, el helicóptero subió y se alejó en segundos. Llevaban todo su armamento. El dijo por teléfono que esto era una guerra. Me dolió el cuerpo, me sentía desfallecer, pero tenía que ser fuerte, por ellos, por los niños. Les hice una promesa silenciosa para vengar su tristeza por la muerte de su madre.
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Los Pagano [EDITANDO]
RomanceBusqué ayuda en él. Pero encontré algo más. Los encontré a ellos. O ellos a mí. Un golpe de suerte de algo que estaba prohibido, pero que me hacía querer más y más. Su pasado no me hizo alejarme aun sabiéndome en peligro. Su pasado me hizo encont...