Ocultos.

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🖤Hola hola, ya extrañaba esta historia y a ustedes

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🖤Hola hola, ya extrañaba esta historia y a ustedes. Les dejo el capítulo nuevo y el nombre de la segunda parte. Espero les guste la portada :)🖤


Capítulo 51.

Ciara.

Sentí besos en mi hombro, unos más por mi pierna izquierda mientras estaba boca abajo abrazando la almohada. Apenas y abrí los ojos, pero inhalé esos perfumes que me hacían sentir en mi hogar, los párpados me pesaban tanto que no quería despertar en dos días más.

No habíamos salido de la mansión en semanas, Carlo y Antonnio trabajaban en un estudio que compartían para así no perder tiempo y para tener todo en orden, Torre Marfil trabaja en conjunto con la que se había convertido en mi mejor amiga, Sara.

A mí no me dejaron trabajar durante un largo tiempo y supuse no lo harían aunque les suplicara, simplemente me dieron dos tarjetas de crédito, tres guardaespaldas nuevos y la libertad de gastar cantidades exuberantes en ropa y demás cosas que me gustaran, incluso pude comprarme joyería y pagar un auto nuevo, jamás pensé en que tendría tres carros para mí sola, pero no solo gastaba en mí, me gustaba comprarle cosas a los niños y mandar a las mejores estéticas caninas a Panqué. Lencería que, aunque era para mí, a esos dos enormes brutos les gustaba que usara para que terminara hecha jirones en el piso. Porque a si como me dieron dinero y protección, me daban sexo casi todos los días. De todas formas y me cumplían cada fantasía que me atravesaba la mente.

Sin tabús, sin burlas, sin reproches.

Con respeto, lujuria y lo más importante, consentimiento.

—Buenos días, mi amor —dijo Carlo mientras besaba mi sien. Adiviné que Antonnio besaba mis piernas cuando una mordida en mi muslo tomó lugar haciéndome brincar un poco.

—Feliz cumpleaños, preciosa —Antonnio se acercó a mi boca y me besó con ansia, como si anoche no me hubiera besado hasta el cansancio mientras Carlo me follaba.

¿Lograría tener algún día suficiente de esos dos hombres que me aman tanto como yo los amo a ellos?

No, jamás.

Con ellos siempre quería más, aunque fuera demasiado abrumador algunas veces. Siempre, mis hombres. Mis novios. Míos, míos.

—Tenemos todo un día planeado para ti —habló Carlo sentándose a mi lado.

—Pero si ya me han dado tanto —dije acariciando la espalda de Antonnio cuando se acostó sobre mi abdomen desnudo.

Cuando dormía con él era algo que siempre hacía. Por otro lado, cuando me quedaba con Carlo. No dormía.

Y cuando los tres compartíamos una sola habitación, ellos dominaban y yo obedecía. Gustosa.

Antonnio era romántico y seductor, algo chapado a la antigua cuando me regalaba rosas y chocolates y orgasmos cuando me hacía el amor con dulzura, porque decía que en nuestra habitación no tenía que obedecer sus órdenes a cuanto en lo sexual respectaba, algunas veces le gustaba contarme historias de la universidad o cosas interesantes hasta que me quedaba dormida en su pecho. Preguntaba como me sentía y si todo estaba bien. Pero hombre que me miraba, a su parecer, de más, hombre que quería muerto. tras unas palabras de mi boca para calmarlo cedía a sus impulsos.

Los Pagano [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora