Capítulo36.
Antonnio.
—Respira —acaricié su espalda mientras vomitaba en el escusado, ella sostenía su cabello con su mano temblorosa —, por favor tienes que respirar aunque sientas que no puedes.
Sorbió la nariz y limpió su boca con el dorso de su mano.
—No pue...no p...—volvió a vomitar lo que restaba de la cena. Su cuerpo espasmódico estaba tirado como si fuera una adolescente ebria en la fiesta de graduación.
—Amor —dije con ese desasosiego recorriendo cada milímetro de mi cuerpo.
—Han pasado dos semanas y no hay noticias —sus ojos llorosos con ese rojizo intenso por el insomnio y la preocupación me miraron, el detonante de ese ataque de pánico fue causado por Danna. Cuando pregunto dónde estaba su tío.
Ciara, como siempre, con ternura e inteligencia les explicó que su tío estaba de viaje por negocios, odiaba mentirles, pero fue necesario hacerlo. No sabía porque odiaba tanto las mentiras. Todavía había cosas que tenía que descifrar sobre ella.
Todo el puto cuerpo lo sentía adormecido, tenía todo el peso encima. Los niños, Ciara no dejaba de vomitar, ni de tener ataques de pánico nocturnos, los negocios y el secuestro de Carlo.
Esa hija de puta iba a pagar muy caro todo lo que estaba haciendo.
Torre Marfil no pudo localizar las coordenadas de la puta llamada, no pudo encontrar nada sobre la ubicación de Carlo. Ciara le dijo todo lo que escuchó, todo lo que esa hija de puta le dijo.
La última vez que lo vi...él miraba a Ciara con algo parecido al arrepentimiento. Algo que casi nunca presenciaba en él. Él era un jodido asesino, un capo de la mafia italiana. El Diamante Negro.
—Tienes que dormir un poco —la ayudé a levantarse y me dolió el alma verla así, pasé una mano por su cintura.
—Tenemos que encontrarlo —dijo entre su llanto.
—Y vamos a hacerlo, te lo prometo —caminamos a la salida del baño hasta que llegamos a la cama, ella se sentó en la orilla y puso sus manos sobre sus piernas.
—Yo —sorbió de nuevo la nariz —, yo le dije cosas. Si ella...
—Shhh —me acuclillé frente a ella y tomé su cara húmeda entre mis manos —, no te atormentes con eso.
Alejó su vista de mí.
—Vamos, recuéstate. Por favor tómate ese medicamento para dormir.
Asintió y tomé el vaso con agua de la mesa de noche.
Hice acopió de la última vez que follamos, terminé dentro. Llevábamos tiempo haciéndolo así. Ella. Los vómitos después de la cena. Mierda...
Sacó la pastilla del frasco naranja.
—Ciara, espera. ¿Tus vómitos son...
—Tranquilo —habló en un tono tan triste y roto, como si hubiera agregado dos gotas más a su vaso lleno de dolor, los ojos casi sin vida cuando se clavaron en los míos —, ese tema descártalo de tu lista de preocupaciones, no puedo tener hijos.
Así, tan seca como el jodido desierto, el dolor en su voz parecía consumirla, más allá de su estado de ánimo por la situación, fue una declaración tajante que hizo que el dolo emanara de ella, se tomó la pastilla, se acostó y giró su cuerpo para darme la espalda.
—Amor yo...
—No es momento para hablar de eso, no es importante —gélida como los carámbanos de invierno, la había cagado al preguntar. Tal vez por eso lloró cuando vio a Francesco. Tal vez por eso...

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Los Pagano [EDITANDO]
RomanceBusqué ayuda en él. Pero encontré algo más. Los encontré a ellos. O ellos a mí. Un golpe de suerte de algo que estaba prohibido, pero que me hacía querer más y más. Su pasado no me hizo alejarme aun sabiéndome en peligro. Su pasado me hizo encont...