EXTRA IV.

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¡Hola! Antes de comenzar a leer, me gustaría invitarlas a ser parte de la edición de la novela, crearé THREADS en instragram para que me acompañen en esta travesía de editarla, nadie mejor que mis lectoras para recorrer este camino juntas. Recordaremos escenas, podrán ver adelantitos de la portada nueva y de mi día a día como escritora frustrada para poder llegar juntas a la meta de tener a nuestros hermanos en físico.

Me encantaría verlas por ahi. Mi instagram es 16.66e

Ahora sin más preámbulos. Lean. Mis paganas.




EXTRA IV.

5 años después.

Ciara.

Entré a la casa después de un día ajetreado entre tanto papeleo del nuevo hospital que estaba a punto de abrir. Dejé las llaves sobre la mesita de madera y noté que piso estaba lleno de lodo, el camino fue marcado desde la sala hasta el patio trasero. Las bolsas de comida rápida se quedaron en el piso por lo pesadas que estaban.

Mi sala nueva.

Me quité los tacones y amarré mi cabello, el calor que me daba había causado varios cambios de humor que terminaban en llanto encerrada en el baño, aunque mi terapeuta estaba ayudándome en temas de control del estrés, a veces me sobrepasaba al querer llenar mi vida en todos los aspectos y no descuidar ninguno. Ser madre era lo más hermoso que la vida pudo haberme dado, pero al mismo tiempo era desgastante y estresante, mis días cambiaron, mi rutina y mi cuerpo igual. Pero era algo que no cambiaria por nada del mundo.

Mis negocios demandaban atención los cinco días de la semana casi las veinticuatro horas. Manejar grandes cantidades de dinero requerían mi atención continua. mis empleados, mis inversiones y todo lo que tenía en mis manos rendía fruto gracias a mi esfuerzo. Pero me drenaba mentalmente tener que memorizar cada contrato y cifra para llevar el orden que me gustaba tener.

El medicamento contra las migrañas comenzó a ser obsoleto al igual que mi obediencia hacia Carlo cuando me pedía no trabajar tanto.

—¿Hola? —dije y el eco fue mi única respuesta—, llegó mamá...traje comida.

La palabra comida era mi arma más poderosa para mantener a todos bajo control, incluyendo a mis dos esposos. Busqué a esos cabellos necios por todos lados. Entré a la sala y no había rastros de algún desastre o mancha en la sala que Antonnio me regaló por capricho de él.

—¿Carlo? ¿Antonnio? —el zumbido en mis oídos fue todo lo que obtuve por respuesta.

Mi estómago gruñó por el hambre, pero la casa nunca estaba en silencio, menos un sábado por la tarde.

¿Dónde estaban todos?

Dante no estaba en casa, pues Nueva York los había atraído a él y a su novio gracias a la gran universidad privada de moda y diseño. Rogaron para no enviarlos con guardaespaldas, pero eso no fue una opción negociable para Carlo. Quien contrató gente para cuidarlos y darnos informes todos los días sobre mi sobrino.

—Señora —escuché al señor Gamble detrás de mí—, he puesto las cosas en la cocina.

—Señor Gamble —sonreí al verlo— ¿dónde están mis hijos y los brutos de mis esposos?

Noté que no sonrió con mi broma, sus ojos estaban un poco hinchados y enrojecidos, sorbió un poco su nariz y sacó papel de su pantalón para limpiarse.

—Están arriba, señora. Todos están dormidos. Perdone que no haya enviado a nadie a limpiar. Lo haré antes de irme.

—¿Esta bien?

Los Pagano [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora