Ojos cafés. Choques eléctricos.

26.7K 1.7K 269
                                    

Capítulo 2:

Ciara

Bajé del elevador con mis manos ya sudadas y caminé sin ganas hasta mi lugar. La oficina del señor Paolo estaba apagada, gracias a Dios no se daría cuenta que llegué dos minutos tarde. Dos minutos que podían costarme algunas horas de sueldo si estaba de buen humor, pero un día entero si reventaba en enojo, como siempre.

Comencé a preparar todo para sus juntas del día, saqué tres copias para sus juntas, preparé café, coloqué el perfume que le gustaba en la oficina. Me cambié los tenis por esos tacones increíblemente dolorosos de marca Louis Vuitton que le gustaba que todas utilizáramos en el despacho. Una cosa para estar agradecida, casi todo el día estaba sentada. A menos que Paolo me quisiera en alguna junta.

El día transcurrió entre llamadas de clientes, comidas, su agenda, gritos y paquetería que llegaba con algunos citatorios o invitaciones para sus fiestas.

-Ciara - era la palabra para que fuera a la oficina.

-¿En qué puedo ayudarte? - pregunté al mismo tiempo que entraba a su oficina con vista hermosa hacia la ciudad.

-Necesito los citatorios de ayer, cancela con Francesca, llama a Gloria y agenda una cena con ella, quiero sushi del mismo lugar para comer y más café - dijo todo eso sin mirarme, sin un "por favor" o un "gracias por venir corriendo con esos tacones del demonio".

Demonio. Pagano. Recordé lo que mi psicólogo me dijo, comunicación.

-¿Puedo hablarte de algo? - dije y en ese instante mis manos comenzaron a sudar.

-Tienes dos minutos - siguió en su computadora con ese ceño fruncido que marcaba arrugas las cuales en un futuro serían permanentes.

-Sólo...sólo...

-Habla ya mujer.

-Creo que tu trato hacia mi no es el correcto, no quiero faltarte al respeto, es lo menos que quiero, pero siento que eres demandante y grosero la mayor parte de las veces, me gustaría ser tratada un poco mejor - dije con voz sedosa y tranquila.

Él comenzó a reír.

-¿Mi trato no es correcto? ¿Quién eres, sino más que una secretaria?

-Soy una persona igual que tú, Paolo, y merezco respeto.

-Bien, estás despedida. Toma tus cosas y lárgate a donde te traten mejor. No tengo tiempo de solapar tus sentimientos.

-Paolo, necesito este trabajo - jugueteé con mis dedos - no quise faltarte al respeto. Por favor no me despidas.

-No tengo tiempo para tus estupideces, pide una caja en la recepción y lárgate de aquí Ciara.

-Pero...

-¡Que te largues! - di un pequeño brinco por el sonido de su grito y el golpe en la mesa que hizo que la cuchara de la taza pegara en la porcelana fina.

Giré sobre mis pies y salí de su oficina, no me llevaría nada más que un enorme nudo en la garganta.

¿Qué voy a hacer ahora?

Tomé mi bolsa y la foto de mis padres. Pero antes de eso, mi lado vengativo floreció desde lo más profundo de mi ser, casi nunca era grosera, casi nunca perdía los estribos, mi padre decía que era buena persona y que eso a la larga sería algo malo. Porque la gente se aprovecharía de mí.

Trituré expedientes, borré información que tenía en la computadora, la cual contenía la carpeta de clientes y me llevé su agenda, la quemaría en casa. El miedo de no saber que hacer por estar desempleada y la adrenalina de lo que hice hicieron que mis piernas me fallaran un poco cuando caminé al elevador con el corazón casi desbocado.

Los Pagano [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora