EPILOGO:Carlo.
Ciara me miró nerviosa mientras apretaba mi mano. Antonnio caminaba de un lado al otro por el consultorio con esos nervios fastidiosos que tuvo desde que supo que íbamos a tener a los bebés.
—¿Quieren saber el sexo?
—Sí —se adelantó ella con emoción haciendo que Antonnio se acercara a su lado.
Ver crecer esa barriga se había vuelto una obsesión, su barriga era lo más hermoso que había visto jamás, sus cambios de humor, no lo eran tanto.
Tampoco era lindo cuando nos corría de la cama por tener calor, pero lo era cuando media hora después lloraba porque no estábamos con ella.
Era algo encantador mirarla desde la cama junto a Antonnio mientras ella se veía al espejo al salir de bañarse.
El doctor deslizó una cosa sobre ella para poder mirar mejor.
—¿Y bien? —dijo Antonnio con ansia.
El doctor sonrió.
—Parece que el señor Carlo estará rodeado de mujeres hermosas —Ciara puso sus manos sobre su cara y comenzó a llorar de alegría—, los fetos se ven perfectamente sanos, todo está en orden con el cuerpo de la señora Pagano. Les daré espacio, vuelvo en un momento.
Antonnio me abrazó después de la noticia. Mi cuerpo se sintió frío de nuevo, se quedó inamovible, la alegría me sobrepasó haciéndome llorar.
—Dos niñas —dije casi en un susurro con la mirada desorbitada.
—Don niñas —dijo Antonnio con orgullo.
Caminé hasta Ciara y pegué mi frente con la suya, puse una mano sobre su barriga y las lágrimas de ambos no dejaron de salir. Ambas sonrisas se unieron al igual que nuestros ojos.
—Les compraré ropa, compraré una casa para cada una mañana por la tarde. Las habitaciones estarán listas. Tendré todo en orden para cuand...
—Carlo —interrumpió Ciara con ese tono emocionado y acunó mi cara con su mano temblorosa—, mi amor. Ya compraste ropa, hay cuatro habitaciones listas, pintaste cada una de ellas, ¿recuerdas? rosa pastel y azul cielo.
—Debemos buscar nombres, contrataré enfermeras para que te cuiden, no vas a salir de la mansión, compraré el piso del hospital y traerem...
—Todavía recuerdo cuando solías hacerme burla por preparar todo con anticipación cuando me enteré que Francesco venía al mundo —habló Antonnio—, es algo tierno verte emocionado.
—¿Puedes creerlo? —dije sin dejar de acariciar esa barriga— ¡DOS NIÑAS! ¡VOY A SER PAPÁ DE DOS NIÑAS!
***
Ciara.
Apenas y podía mirar mis pies sin tener que estar frente al espejo.
Mi cuerpo se sentía diferente, grande, con calor y demasiada hambre. Tenia sueño todo el tiempo, tanto que solía quedarme dormida en las juntas que teníamos y Antonnio tenía que ponerme su saco encima mientras terminaban por mi.
Mis ganas de tener sexo habían incrementado aun más. Sexo caliente era mi favorito, algo pervertido, a cualquier hora del día, con cualquiera de mis dos prometidos, los cuales se peleaban a diario cuando tenía que elegir que anillo usar. Pues no podía ponerme ambos anillos en el mismo dedo.
—¿Tienes una puta idea de lo exquisita que te ves desde aquí? —dijo Carlo a mis espaldas.
—He ganado tanto peso que me sorprende seguir gustándote.

ESTÁS LEYENDO
Los Pagano [EDITANDO]
Roman d'amourBusqué ayuda en él. Pero encontré algo más. Los encontré a ellos. O ellos a mí. Un golpe de suerte de algo que estaba prohibido, pero que me hacía querer más y más. Su pasado no me hizo alejarme aun sabiéndome en peligro. Su pasado me hizo encont...