Capítulo 41.
Ciara.
Abrí los ojos cuando escuché que una puerta se arrastraba por el suelo al ser empujada, todo estaba oscuro. La superficie en la que estaba olía a mierda. El calor era sofocante y el miedo regresó un segundo después de despertar, toqué mi cabeza por atrás y no había sangre. Me punzaba y me dolía.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Ellos estarían bien?
—Levántate que no tengo todo el puto día —dijo la voz altanera de un hombre, el cuerpo me dolió por el miedo, una onda de frío punzante se expandió por todos lados, sus pasos se escucharon hasta que llegó a mí, la luz se encendió y mis ojos ardieron al tratar de acoplarme. Al tratar de ponerme de pie lo miré.
Su rostro era la maldad pura.
—¡QUE TE LEVANTES! —gritó y levantó una macana con la cual me pegó en el brazo. Y después de ese golpe, me pegó una y otra y otra vez. Sin contener la furia que su voz transmitió. Sin piedad, sin pudor alguno. Todos los golpes recaían en partes diferentes, en mis piernas, en mis brazos, en las costillas. Golpes con saña.
Dios, como dolía.
Me hice un ovillo sobre ese suelo oloroso tratando de arrastrarme a donde fuera para huir de sus golpes, pero él continuó golpeándome simplemente porque no me puse de pie tan rápido como él quiso.
—Por favor —logré jadear —, ya basta. Me duele —sollocé.
—¿Le duelen los golpes a la maldita delincuente? —otro golpe, este recayó en parte de mí barbilla y en parte del labio. Haciendo que la cara me ardiera como si estuviera frente a las llamas en la antesala del mismo infierno.
—Por favor...basta...—trataba de cubrir mi cabeza, cada golpe eran varias lagrimas que mis ojos dejaban caer. Tenia miedo, tenía mucho miedo. Quería gritar para que el sonido llegara hasta ellos y así hacerlos venir por mí.
—Pararé cuando se me antoje —dijo en tono divertido y la macana dejó de golpearme, dándole la bienvenida a uno de sus pies con esa bota pesada. Pateó mis costillas, mi estómago sacándome el aire. Yo me alejaba, él me alcanzaba.
Parecía que iba a matarme. Parecía divertirse haciéndome daño.
—No te dije que vinieras a pegarle —habló otro de ellos —, te dije que la llevaras al cuarto de baño.
Todo en mi daba vueltas, todo en mi dolía.
—Ponte de pie —habló el segundo hombre y pude saborear ese líquido que emanaba de mi labio roto.
La mano del primer policía sostuvo el nacimiento de mi cabello y me alzó haciéndome gritar por el dolor. Mis manos cubrieron la suya para tratar de amortiguar el dolor.
—Suéltame, maldita sea —gruñí —, puedo caminar yo sola.
—¡Ben! —lo regañó el guardia de la puerta —, basta de pendejadas, quiero terminar el turno y largarme a dormir. Déjala en paz —arrastró sus ojos hasta los míos—. Camina rápido sino quieres que yo sea quien te jale el cabello.
Hice acopio de la poca fuerza que me quedaba y di pasos lentos hacia la puerta. Tratando de no retorcerme por el dolor que provenía de mis costillas, temblando por el terror de estar aquí y la incertidumbre sobre lo que me esperaba.
Para siempre.
El sabor de la sangre fue reemplazado por la ráfaga de sus labios, bendita imaginación que me permitió sentir sus labios de nuevo, ese último beso que me dio.
![](https://img.wattpad.com/cover/315342526-288-k885151.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Los Pagano [EDITANDO]
RomansaBusqué ayuda en él. Pero encontré algo más. Los encontré a ellos. O ellos a mí. Un golpe de suerte de algo que estaba prohibido, pero que me hacía querer más y más. Su pasado no me hizo alejarme aun sabiéndome en peligro. Su pasado me hizo encont...