57. Pero tiene un carácter terrible (León)

38 12 2
                                        

Mi cuerpo entero se sentía amordazado, como si un centenar de serpientes me apretujaban cada vez que intentaba moverme. Delante mía, estaba ella, la que técnicamente sería la enemiga final a vencer en mi cruzada personal, pero como es típico de mi suerte, ella había aparecido mucho antes de que estuviera listo para enfrentarla.

— repite eso una vez más.

Exclamó mientras en su mano llevaba una cajita hecha de plata, a la que a veces le veía susurrar, observar, y luego enojarse por un par de segundos.

— La chica está muerta. El plan falló, el bastardo de Lucius lo arruinó todo.

Con sus ojos muy fijos en los míos, se le veía buscar cualquier ápice de mentira en mi voz, pero tan acostumbrado estaba a ocultar la mentira, que ni ella era capaz de notar nada. Tras mantener la mirada por varios minutos, Eris seguía sin creerlo, por lo volvió a preguntar.

— dilo de nuevo.

— Leonora está muerta, culpa al idiota de la catapulta de ello.

Una mueca de disgusto apreció en su rostro, cada vez que mencionó el nombre "Leonora" hace esa expresión como si odiara el nombre con toda su alma, y como no estoy seguro si él mencionar mucho el nombre podría desencadenar sus recuerdos de vidas anteriores, es mejor que evite decirlo de ahora en adelante.

— no te creo.

Me respondió con tono serio, a lo que con una expresión muerta le respondí.

— ¿Le estoy mintiendo?

Mientras Eris me mantenía la mirada, en el fondo de mi mente agradecía que ella no fuera capaz de usar un círculo de la verdad como lo hace Beatrix. Entre las pocas debilidades de Eris, su abismal exceso de confianza creaba aberturas donde golpear. Ella es una maestra leyendo el lenguaje corporal y reconociendo las mentiras por los tics nerviosos, y aunque es posible engañar a un círculo de la verdad contando medias verdades y tergiversando las respuestas, si llegara a combinar ambas cosas, no habría ser en la tierra capaz de engañarla, sin embargo, tal es su confianza en el miedo que impone y en su capacidad innata para detectar mentiras, que pese a ser capaz de aprender a hacer un círculo de la verdad, no lo hace al creerlo redundante e innecesario.

Volviendo a fijar su mirada en la pequeña cajita de plata, la vi hacer una mueca antes de cerrar la con fuerza.

— ¿De verdad está muerta?

Preguntó, ya no con enojó, si no con algo muy parecido al pesar en su mirada.

— lo está… fue una tragedia…

Tras suspirar, Eris cerró los ojos y me dio la espalda, y aprovechando aquel momento en que no era vigilado, hice por mirar a mi alrededor intentando buscar algo que me permita sobrevivir.

Un bosquecillo había a nuestro alrededor, siendo demasiado pequeño como para siquiera pensar en esconderme, también estaba seguro que estaba a horas a pie de la ciudad más próxima, y aún pese a tener un caballo, ni el más veloz sería nunca capaz de dejar atrás a esta mujer.

No, escapar es imposible, y aunque creo haber conseguido librar a Leonora de la persecución de Eris, mi nueva meta es asegurar mi propia supervivencia, cosa que solo conseguiré a base de diálogo y astucia.

Volviendo a mirarme a la cara, Eris me miraba de manera fija. ¿Nota el parecido que tengo con Leonora? Ella sola la vio cuando era una bebé de un par de semanas, y se habrá quedado con el detalle de cabello negro y ojos grises, y con Beatrix alrededor, dudo que haya tenido muchas oportunidades de colarse a la catedral y mirarla dormir.

— ¿Cuál es tu nombre?

Me pregunto sin despegar los ojos de mi rostro.

— León Lazarus.

Intentos Infinitos "2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora