Capítulo 38

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Dejando de doblar la ropa, Jimin sacó su celular de su bolsillo cuando este sonó alertándole de una notificación y revisó el chat de su pareja, encontrando un nuevo mensaje de texto informándole que iba por él en ese instante.

El pelirosa omega mordió su labio inferior y observó a su alrededor, todavía le quedaban cosas por hacer y su abuela simplemente no le dejaría pasar, que no las terminara solo para salir con su pareja.

Además, su tío no ayudaba mucho quejándose de que no estaba haciendo bien cualquier cosa que intentara, lo que le llevaba a volver a repetirlo ante la mirada de su abuela.

Tener dos personas dominantes en una sola casa no era algo bueno para él, ya que, si su parte sumisa sucumbía fácilmente con su abuela solo por ser una omega dominante, peor era con su tío siendo un alfa.

Aquello inevitablemente le llevaba a desear tener la marca de su Hyung en su cuello, porque entonces, nunca más tendría que obedecer los deseos de otros más que el de su propio alfa, escuchando solamente su voz de mando y la de nadie más.

Observando las mantas que estaba doblando, Jimin se sorprendió a sí mismo al pensar en tener la marca de su pareja en su cuello, algo que volvería irrompible su relación y que solo aquellos que estaban seguros de su relación lo practicaban.

¿Realmente quería la marca de Yoongi en su cuello?

La respuesta fue instantánea en su mente, un sí rotundo y sin duda.

El pelirosa omega quería pertenece a su alfa y que este le perteneciera solo a él, pero ese era un lado que aún no expresaría, ya que solo hace poco habían comenzado a salir y no quería asustar a su pareja con un compromiso más grande que significaba la marca en su cuello.

—¿Perdiendo el tiempo? —exclamó su abuela llamando su atención.

—No, no lo estoy —respondió sin mirarla, enviándole un mensaje a su pareja para que le fuera a buscar antes de la cena y no en ese instante como había planeado.

—¿Con quién has estado hablando todo el bendito día? —cuestionó, y con manos rápidas se acercó y le quitó el teléfono.

—¡Eso es mío! —exclamó intentando recuperarlo.

—Respeta a tus mayores, niño —reprochó la omega dominante con un tono lo bastante duro como para detener a Jimin, sacando a relucir su lado sumiso.

—Abuela, eso es mío —insistió, observándole ansiosamente.

—Ya te dije que es Me-in. Y esto quedará confiscado hasta que termines todo tu trabajo —anunció como si tuviera todo el derecho del mundo de hacerlo.

—No puedes hacer eso —negó.

—Esto es solo una distracción molesta —chasqueó su lengua—. Deja eso y ponte a limpiar el piso —ordenó.

—Ya lo hice —respondió entre dientes, enojado.

—Entonces hazlo otra vez y hazlo bien esta vez —gruñó—. Quiero que la casa esté impecable para cuando mis amigas me vengan a visitar —espetó.

—¿Entonces por qué no lo limpias tú? —estalló—. Si todo estoy haciendo mal hoy, entonces deberías de limpiar tú a tu gusto y dejarme en paz —gritó con sus manos hechas puños.

—¿Cómo te atreves a alzarme la voz, maldito mocoso? —exclamó escandalizada, y antes de que Jimin lo viera venir, alzó su mano y golpeó su rostro.

Pero no fue una simple cachetada como tal, ya que la mujer mayor le golpeó con la mano en la que sostenía aún su teléfono, logrando un impacto más duro que le envió un rayo de dolor en todo el costado derecho de su rostro, comenzando desde su pómulo.

Lost on YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora