Capítulo 44

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Jimin jadeó e intentó arquear su espalda, pero el peso de su alfa sobre su cuerpo presionándolo contra el colchón y sus brazos rodeándole para mantenerle firme impedía moverse de cualquier forma que quisiera y eso le encantaba al omega.

Cerrando sus manos en puños sobre las sábanas, el menor cerró sus ojos con fuerza mientras sentía su cuerpo sacudirse al recibir las penetraciones de su pareja, quién lo estaba atormentando hacia sus buenos minutos, manteniendo un ritmo lento, pero constante y con una fuerza que le arrancaba gemido por gemido desde lo más profundo de su garganta.

—Por favor —sollozó, restregando su rostro en las mantas bajo él.

—¿Qué sucede, nene? —jadeó Yoongi, dejando de rodearle con sus brazos para estirar sus manos y colocarlas sobre las de su chico, entrelazando sus dedos.

Arqueando un poco la espalda, el alfa logró elevar un más su cintura hasta el punto en que solo la cabeza de su pene permanecía en la hambrienta entrada de su pareja antes de golpear con fuerza hacia adentro, tocando su próstata con cada golpe duro y amoroso.

—Más rápido —suplicó el menor, girando su rostro, intentando observarle con ojos nublados de pasión y desesperación.

Pero el alfa estaba más interesado en repartir mordeduras y chupones de amor por todo su cuello y mandíbula, marcando su hermosa piel.

—¿Ya tienes deseos de venirte? —ronroneó empujando con fuerza, provocando un satisfactorio y pervertido sonido de piel chocando con piel.

El pelirosa omega gimoteó y asintió de forma desesperada.

—Perfecto, no creo poder aguantar más tampoco —anunció y entonces desapareció.

Jimin inmediatamente se quejó en un gimoteo y observó sobre su hombro como su alfa se sentaba en sus rodillas.

Cuando su pareja intentó levantarse para seguirle, Yoongi lo empujó suavemente hacia abajo por el centro de su espalda y luego deslizó sus manos por la curvatura de su columna hasta llegar a su cintura.

Bajando un poco más, el alfa agarró aquellos perfectos glúteos maltratados con marcas de sus dedos y una que otra mordida, eran las mismas marcas que también se encontraban en la cintura de su pareja, y luego separó las mejillas para contemplar con morbo como su grueso pene enfundado entraba y salía por el pequeño orificio brillante y resentido que lo succionaba.

Un pequeño gemido bajo y ronco escapó de su garganta al contemplar como el lubricante natural que liberaba su chico se deslizaba por la pequeña entrada abierta por su miembro.

Y otra vez, en su mente no pudo evitar imaginar que era su semen desbordándose lo que caía por ese pequeño agujero maltratado y gruñó lleno de excitación.

Tan pronto como celo de su chico desapareciera, cumpliría su fantasía.

En la cama, su omega gimoteó sumisamente, apretándolo en su interior.

—Alfa —sollozó y el mayor le observó, encontrándose con aquellos ojitos suplicantes llenos de deseo.

Maldiciendo por lo bajo, el alfa dominante soltó los glúteos de su pareja y los golpeó obteniendo un fuerte sonido que le sacó un sonoro suspiro sorprendido a su pelirosa omega.

Tomándolo de la cadera, el alfa se alzó sobre sus rodillas, tirando del cuerpo de su pareja hasta que Jimin estuvo con su rostro contra la almohada, mientras que su cintura estuvo levantada a la altura perfecta del contrario.

—¿Así es como lo quieres, nene? —cuestionó en un gruñido mientras sus caderas se movían a un aplastante ritmo rápido que tenía un constante sonido de choque de pieles sucio.

Lost on YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora