Capítulo 61 || Damon.

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Abre los ojos sorprendida.

—¿Tres días? —murmura cuando se recompone del magnifico beso. 

¿Tan poco le duró el arrebato? 

Su cuerpo ha adquirido una capa de tensión repentina que busco menguar acariciando lentamente los costados de su cuerpo.

Joder.

Mi miembro, que aún se encuentra dentro de ella semi erecto, empieza a endurecerse.

—Sí, pequeña. —La mano que acariciaba sus pechos desciende por su abdomen hasta su coño. Está empapada de nuestros fluidos. —Tres días ya es mucho. Te quiero ya atada a mí. Porque, aunque intentes convencerte de que te casaras conmigo por ayudar a Isis, sabes muy bien que lo haces por mí. —Observo fijamente sus ojos. —Al igual que yo te gusta la idea de estar tan atados el uno al otro.

Niega levemente.

—Estás loco. Esto es solo por Isis. —La observo fijamente comprendiendo porque estoy como un idiota por ella. Es malditamente hermosa hasta recién levantada.

Y recién follada

—¿Qué quieres? ¿Casarte de blanco en un altar con algún idiota que mienta al jurar amarte? —Vislumbro como la ira empieza a surgir en el fondo de su mirada. Se remueve para que la suelte, pero no lo hago, al contrario, la giro y acuesto en la cama dejando que sea mi cuerpo el que le impida levantarse. —Escúchame muy bien, Liss. No hay nadie en este mundo que pueda desearte más que yo. Te quiero en mi vida no por un pestañeo, en mi visión de futuro están Isis y tú por días, meses y años. No voy a dejarte ir.

Se muestra nuevamente sorprendida y lo disfruto. Beso sus labios con fuerza y muevo mis caderas rozando mi miembro con su coño esperando que no se centre en mis palabras por completo....

—¿No habrá divorcio? —Esa jodida palabra me hace estremecer. Me lleva al más amargo de los recuerdos: papá entregándole los documentos de divorcio por mutuo acuerdo a mamá.

Terror, pánico es lo que me genera volver a ese amargo momento.

Dejo un suave beso en la parte baja de su mentón y me elevo para mirarla directamente a los ojos.

—Mi familia es tu respuesta. —Arqueo una ceja acentuando la obviedad de mis palabras a lo que ella me observa nerviosa. —No vas a retractarse, Liss. Serás mi esposa por acuerdo y gusto, disfrutemos el proceso, solo queda eso.

Vuelvo a estar completamente duro y sin postergarlo entro en ella, pero esta vez con suavidad, lento, tan lento que percibo no solo la textura, suavidad y humedad de su cavidad que aún alberga rastros de mi corrida, sino las emociones tan intensas y nuevas que me embargan al estar conectados de esta manera una vez más.

Es extraño y nuevo. Hasta hoy Liss me ha llevado a descubrir un sinfín de emociones, sensaciones y realidades que, si bien me asustan por ser nuevas, no se sienten desagradables y eso me detiene a meditar en todo.

He cambiado. No solamente me lo ha recordado Ted, Damon, la abuela y mamá hace pocos días, soy yo quién lo percibe. Mi mundo, ese mundo que giraba en torno a sumisas, soledad, ataques de pánico y desagradables recuerdos, ha sido desplazado por una pequeña castaña que con su simple presencia me hace olvidar todo, abandonar mis jodidos gustos y centrar todas mis fuerzas en hacerla parte de mi vida, mantenerla a mi lado sin probabilidades de huida.

¿Estaba una mujer en mi futuro hasta hace un año?

Sí.

Isis.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora