—¿Siguen enojados? —pregunta mi hermana, en medio de un frágil abrazo.
Desde su operación hemos evitado este tipo de actos, pero parece que hoy le es indispensable tomando la iniciativa a pesar de su herida la cual solo le ha mostrado a la señora Grace y su médico.
Eso nos ha dejado claro en el punto que ella y Ted se encuentran. Anastasia me consultó si era igual con el resto de la familia, por su propio bienestar y el de su familia la puse en conocimiento de mi percepción. Razón por la que ahora mi cabezota hermana asistirá con su suegra a consulta psicológica.
No permitiremos que sus miedos echen por la borda su relación. Ted la ama, pero el ser humano mide la paciencia y tolerancia llevando a fracasar millones de relaciones una vez estas alcanzan niveles incontrolables.
No vamos a esperar ver como esa bonita relación se destruye pedazo a pedazo por sus temores y aversiones a su nueva cicatriz. Ariadna tomará terapia para asimilar que su vida ha cambiado y no precisamente para mal. No debe avergonzarse de su cuerpo, de sus cicatrices.
Suspiro volviendo al ahora, a la razón de su pregunta.
—Lo estaremos hasta que deje de comportarse como un imbécil. —La miro directo a los ojos. —No soy una niña, Ari. Tengo derecho a enamorarme, salir con chicos, a decidir con quien quiero experimentar cada acto de amor. Damon no tiene derecho alguno para inmiscuirse en ello. Y no es solamente por Christopher. ¿Sabías que tiene seguridad externa que me siguen a todas partes en Londres? —Abre los ojos sorprendida.
—¿Qué? —murmura perpleja.
Asiento, furiosa.
—Así es. Fue el equipo de seguridad de Christopher quien los descubrió. Creyó que eran algunos locos que querían secuestrarme. —Niego con la cabeza volviendo la mirada hacia Anastasia que le hace mimos a Christel siendo sostenida por su padre. —Fue vergonzoso.
—Lo entiendo, pero debes comprender que Damon no la ha tenido fácil, enana. Todo lo del abusivo de Zack lo tiene intranquilo. Todos sabemos que eres...
—Una tonta y débil que no tiene sentido alguno para buscar una pareja decente sino puros abusivos. —Enarca una ceja, para luego poner los ojos en blanco.
—No voy a discutir contigo eso a minutos de irte. Solo digo que deberías hablar con él y establecer los limite que quieres. —Me rio sin ganas.
—¿Para qué? Damon tiende a meterse las sugerencias de todo el mundo por el culo. —Abre los ojos sorprendida.
—¡Wow, Wow! Bájale al enojo, hermanita. —Inhalo profundo viendo como la seguridad mete las maletas en el auto. —Mira, despídete de él. Si no te nace algo efusivo, por lo menos lo más cortante es un adiós. A veces con pocas palabras se dice más. ¿Puedes? —La miro con los ojos entrecerrados.
—Te dijo que hablaras conmigo, ¿no es cierto? —Hace un gesto de labios e intenta replicar, pero la freno. —Ni siquiera tiene los huevos para enfrentarme. —Niego y coloco mi bolso encajado en mi hombro. —No haré algo que no me nace, Ariadna, y créeme, esta ira no menguará con sus palabras, sino con sus acciones. Que me deje vivir mi vida a mi maldita manera y entonces, podría decir a viva voz que tengo un mellizo, hasta entonces, él es solamente Damon Grey en mi vida.
Me observa totalmente en shock.
Dejo un corto beso en su mejilla y camino en dirección al auto que aguarda por mí para llevarme a la empresa de mis padres y luego al aeropuerto.
—Liss. —La voz de Damon hace que me detenga. Lo miro por encima del hombro al ver que se acerca con Christel. —¿No pretendes despedirte de mí? —Lo miro fijamente una vez se detiene frente a mí. ¿De verdad pregunta eso? Sus ojos, totalmente idénticos a los míos me observan sin rastro alguno de ira. Frente a mí está el mismo Damon que gozaba de hacerme sentir protegida por mi hermano. Mi mellizo de ojos claros y mirada tierna, cargada de tantas emociones que te sorprenden.
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Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)
FanfictionTercer libro de los hermanos Grey en La Sombra de mi Ángel.