Irreal.
Así defino la sensación de éxtasis y euforia que recorre mi cuerpo como lava hirviendo manteniéndome tan atento a todo, captando cada jodido gesto de la mujer que ha sostenido mi mano desde que le arrebaté su maldita soltería.
Mi esposa.
Soy un hombre casado, y aunque el hecho tiene un fin que me recalcó a minutos de firmar ese documento, sé que esta unión lleva más. El deseo de pertenecernos siempre ha estado en esta relación. La fidelidad, el exclusivismo, la lealtad como pareja es algo que espera y este hecho, que, si bien tiene un propósito, espero le demuestre cuan comprometido estoy con esto que hemos formado.
Abro la puerta del auto para que entre.
—Dame unos minutos, necesito hablar con mi abogado. —Asiente, y como un jodido imbécil no puedo apartar mis ojos de su hermoso rostro.
El sonrojo que ha permanecido en sus mejillas no ha hecho más que encenderme, darle más poder al dominante que habita en mí y disfruta como a nadie saber que la mujer que me gusta es completamente mía, la única capaz de hacerlo emerger con gestos tan simple para el resto, pero tan significativos y provocativos para un ser que disfruta ver el rojo en una piel tan pálida.
—¿Vas a tardar? —pregunta, arrugando levemente el entrecejo. —Lucas dijo que tenemos media hora para salir.
Me acerco con toda la intensión y dejo un suave beso en sus carnosos labios. Esos labios que haré me extrañen tanto como lo he hecho este jodido mes.
Dejaré de llamarme Christopher Grey si no dejo mi marca en ella. Una tan firme que la hará pensarme incluso cuando no lo desee.
—Tenemos un Jet, pequeña. La hora de partida no es motivo para preocuparse, pero sí. Tengo media hora para partir, porque una vez estemos en el aire, voy a disfrutar de mi nuevo estatus como tu esposo. —Percibo como su cuerpo se tensa y no de manera desagradable. La forma en la que su piel se eriza me da un indicio del deseo que lleva conteniendo estos dos cortos días, y que me jodan si no viviré para complacer a mi mujer.
Mi mujer.
Joder, es mía y nadie pudo evitarlo, ni lo evitará. Si antes estaba como un imbécil por tenerla, ahora que tengo todos los jodidos derechos estoy más allá de paranoico. Saber que es mi esposa me ha cargado de una seguridad y sentido de posesión tan firme que puedo asegurar nada ni nadie me los va a arrebatar.
Cierro la puerta y me acerco a Jared, mi abogado y amigo. Jared es profesor en la universidad de Washington y socio en un bufete de abogados el cual le ha dejado a su hermano, mientras disfruta ejercer como docente.
—Me reuniré con Gerald esta misma tarde y le haré entrega una copia de tu acta de matrimonio. Guardaré la original en mi caja fuerte para el resto de los tramites. —Asiento a sus palabras hasta que me tiende la carpeta que sostenía sus manos. —Aquí está lo que solicitaste. —Abro el mismo y leo con celeridad algunos párrafos. Confío lo suficiente en Jared como para saber que es un abogado totalmente incorruptible, pero le encanta mis asuntos. Es un plus en su hoja de vida: Abogado del hijo de Christian Grey. —Lo otro está al final. —Levanto la mirada al percibir un destello de cautela en su voz que acentúa con su mirada.
No es para menos, una vez ve como tomo los documentos del final y los mezclo entre el resto haciendo que aparenten ser parte de los mismos sin serlo.
—Dame unos segundos. —Cierro la carpeta y me giro en dirección al auto nuevamente.
—Christopher —su llamado me detiene. Me giro a verlo. —¿Estás seguro? Insisto en que debes informarle. Prácticamente la obligarás a firmar...
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Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)
FanfictionTercer libro de los hermanos Grey en La Sombra de mi Ángel.