Capítulo 39 || Interrupción.

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Trago saliva con dificultad para calmar las reacciones de mi cuerpo.

Control, Christopher.

Damon es tan perceptivo que, al menor titubeo o gesto de nerviosismo, es capaz de sacar conclusiones acertadas y las que lleguen en este momento no serán las mejores.

Su mirada es muy expresiva.

—¿No es obvio? —respondo, en tono firme. Abriendo un poco la puerta para que aprecie el cuerpo de mi princesa en la cama.

Arruga su entrecejo.

—¿Qué hace Isis aquí? —Suspiro profundo al recordar nuevamente el motivo que me llevó a Portland y me hace sentir como un idiota.

—Tuvo un leve accidente. —Se sorprende—. Me enojé con todos y la traje sin pedir permiso.

—¿Cómo que un accidente? ¿No se supone que en ese lugar la cuidan? —Cuestiona enojado y me sorprende.

Damon e Isis han interactuado poco como para que sienta un tipo de aprecio por ella. Quizás es su naturaleza empática o el padre que cuida a sus hijos más de lo que se cuida él mismo, pero aun así no deja de sorprenderme.

—Precisamente por eso me enoje, pero también conozco su naturaleza curiosa. No me extraña que se haya dado este incidente en medio de una de sus travesuras que implican su autosuficiencia alegando que ella es una niña grande. —Bufo.

Damon eleva la comisura de sus labios en un amago de sonrisa que no se concreta.

—Al parecer Isis es un torbellino. —Asiento en acuerdo. Su mirada cambia. —Y haces por ella lo que no haces con nadie fuera de tu familia. ¿Es tan especial?

¿Especial?

No creo que esa palabra describa lo que siento por Isis. Esa pequeña se volvió una parte imprescindible de mí. Cada segundo junto a ella representa lo bueno y puro que existe en mi vida. Su vivacidad, ingenuidad, esa ternura y desbordante alegría, además de su inteligencia, me hacen sentir que no necesito más. Verla es como ver un nuevo día plagado de esperanza, paz, una inmensurable serenidad que no he sentido con nadie.

Bueno.... ahora lo siento con Liss y eso es lo que todavía no logro comprender.

—Lo es —respondo, sin titubear. Deja salir esa sonrisa que retenía—. ¿Cómo está Ariadna? —Decido cambiar de tema. No me apetece hablar sobre mis emociones, y menos con el mellizo de la mujer que me vuelve loco.

Veo cómo las emociones que lo invaden cambian su mirada. Cierra los ojos por leves segundos, al abrirlos, permite que vea cuán doloroso resulta toda la situación de su hermana.

—Los exámenes salieron bien, el órgano es compatible. Dentro de unas horas será llevada a sala de operaciones, pero.... —Frunzo el ceño al ver como la tristeza se planta en su mirada—, los doctores no le dan esperanza de vida a los bebés y mi hermana no lo sabe.

¡Jo-der!

—¿Cómo? Dijeron que no habría riesgos de pérdida. Ariadna está dentro de las semanas programadas para su cesárea. ¿Qué va mal? —Pasa la mano por su cabello.

—El desarrollo de los bebés. —¡Maldición!

Esto es lo peor que le puede pasar a mi hermano. La ilusión con la que ha llevado el embarazo de su mujer es única. Ted estaba tan emocionado, que ha formado parte de su mujer y mi hermana en la selección de cada detalle en la habitación de los bebés. Incluso aprobó la propuesta de papá de tomar los terrenos del ala este de la propiedad, los que están cerca de la entrada de la casa de Damon, para la construcción de su casa.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora