Capítulo 21 || Situaciones.

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¡Maldición!

Esto no puede ser real.

¿De verdad ha sucedido? ¿Ha dicho lo que creo escuché?

Cierro los ojos frente a la imponente puerta de metal que resguarda la propiedad y el recuerdo de sus manos sobre mi cuerpo me hace estremecer. Su sabor, la suavidad de sus labios exigiéndole a los míos responderle de la misma manera fuerte, desesperada, me hace gemir internamente. Desata un cosquilleo incesante en todo mi cuerpo hasta centrarse en la parte baja de mi vientre.

Lo sentí.

Ansiaba más que sus caricias. Todo mi cuerpo exigía más que sus manos y besos. Él estaba igual, lo sentí y fue peor, me nubló los sentidos despertar tanto en él en ese momento.

Suelto el aire con brusquedad, escuchando el resonar desaforado de mi corazón en mis oídos. Sus palabras siguen en mi mente. La visión de su cuerpo semi desnudo, su rostro transformado por el deseo.

¡Joder!

¿Cómo puede verse tan bien? Christopher tan malditamente atractivo que nubla mis sentidos tenerlo cerca. Su visible belleza te retiene y su voz, esa voz sumamente ronca y varonil te debilita. Tiene la facilidad de doblegarme a él con solo hablar y mirarme de esa forma fija, penetrante que le sale natural.

—Control, Liss —me recrimino.

Miro al cielo para nivelar mi cuerpo y lo consigo después de cortos segundos. Miro el camino por donde entré, sin ver rastro de su hermoso auto. Todo lo referente a él conserva su aroma. Lo sentí en su apartamento y luego en su auto, o no sé si es ese sentir hacia él que me hace creer que su perfume está en el aire en cada lugar que está.

Me acerco a la puerta, le indico a seguridad abrirme y lo hace con rapidez, informándome que mis hermanos me han estado buscando.

Mis piernas tiemblan y no es por el miedo a lo que puedan decir mis hermanos, soy lo suficientemente grande como para salir a donde quiera sin pedirle permiso a nadie, sino por todo lo referente a Christopher. No puedo creer que en un día haya pasado tanto y lo más sorprendente es escucharlo decir que le gusto luego de revelarle mi conocimiento de su estilo de vida.

Las dudas surgen sin poderlo detener.

¿Será una treta?

Ese pensamiento duele y mucho. Deja una fuerte y desagradable sensación en mi interior, que ni siquiera inhalando profundamente se evapora.

¿Qué pensar de esto? Mi conocimiento en cuanto a hombres es limitado a los de mi familia y amigos, que han resultado ser pocos. No sé cómo tomarme aquello, aunque pensándolo bien puede ser una manera muy efectiva de callarme, persuadirme para que guarde silencio.

Luego están esas marcas. Me estremezco al recordarlas.

¿Qué persona en su sano juicio le haría eso a un niño?

Llego a la puerta principal, observando cómo se abre y por ella sale Christian. Trago saliva con dificultad por los nervios que me atacan. Sabe que estuve con su hijo, posiblemente piense que algo más que hablar pasó entre los dos y me hace sentir fatal.

Se mantiene ahí, esperando que suba los pocos escalones de la propiedad, con las manos en los bolsillos de sus pantalones y esa mirada penetrante que te hace desear correr, huir o temer a que haya descubierto todo lo que alberga tu alma.

—Te estaba esperando —dice cuando he llegado frente a él—. ¿Dónde está mi hijo? —su tono es suave, de esa manera dulce que suele usar conmigo y me hace sentir especial y cohibida.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora