Capítulo 49 || Formalismo.

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—¿Has organizado todo? —le pregunto a la pequeña Isis, terminando de recoger su cabello en una cola alta.

No contesta. Así ha estado desde que Christopher recibió una llamada de la casa hogar donde prácticamente le ordenaron regresar hoy mismo.

Está muy extraño desde la cena de ayer. La última vez que lo vi fue cuando se fue con Ted, hasta el desayuno de hoy. No hubo ningún tipo de interacción, menos una visita nocturna como solía pasar las noches anteriores. Sus ojos no me enfocaron en ningún momento y eso me tiene sumamente inquieta.

Mi mente me dicta una y otra vez que ya obtuvo lo que quería de mí, pero mi loco corazón guiado por mis sentimientos, me pide control y paciencia.

¿Cómo tenerla?

No me habla, no me mira. Es como si dejara de existir de la noche a la mañana. Ha vuelto a ser el mismo Christopher asocial y taciturno que ignoraba mi presencia y no sé qué hacer. Me siento tan... extraña. Esa sensación de haber cometido el peor de los errores se está imponiendo sobre el control sembrando la angustia y vergüenza a partes iguales.

A pesar de ello, decidí ser yo quien organizara todo lo referente a Isis. Independientemente de mi situación con él, Isis es una pequeña que se ha ganado mi cariño y soy ampliamente correspondida. Dormir con ella y escuchar un débil te quiero de sus labios mientras nos abrazamos, hizo que sintiera tanto. Me sentí en mejor sincronía con ella y eso también me angustia, ya que es alguien efímera en nuestras vidas, pero aún así no puedo evitar sentir ese cariño desinteresado que se alimenta de cada una de sus sonrisas y mirada cargadas de inocencia y ganas de vivir y reír junto a nosotros, junto a Anais.

Es sumamente adorable.

Una vez termino me coloco a su lado para verla. Su mirada está en sus pequeñas manitos que estruja con celeridad, como si estuviera nerviosa.

—Princesa —la insto a mirarme y todo se vuelve sombrío.

Mi interior se vuelve un caos al ver sus ojitos cristalinos y su nariz de tonalidad carmesí. Una presión asfixiante se instala en mi pecho al ver como rompe a llorar con tanto sentimiento.

¡Dios!

Cada vez es más complicado decirnos adiós.

Sin esperarlo me pongo de pie y la cargo. Tomo asiento en la cama, la envuelvo con mis brazos y permito que deje salir esa tristeza que la embarga por regresar al lugar que la custodia temporalmente.

De alguna manera la comprendo. Sé lo que se siente tener que alejarte por obligación. Estoy sintiendo lo mismo, alejarme en este momento de mi hermana, mis sobrinos, mi familia y... es una agonía. A pesar de ello, me siento un poco más tranquila porque sé que buscaré la manera de regresar eventualmente.

En cambio, el futuro para Isis ya está escrito. Su proceso de adopción estará concluido en pocos meses, y solo será cuestión de tiempo para que se acostumbre a la idea de tener una nueva familia.

Dos toques en la puerta me hacen abrir los ojos. La misma se abre lentamente dejando ver a mi hermano. La sonrisa que traían sus labios se desvanece al vernos, seguramente ha visto mi tristeza en los ojos.

Entra y toma asiento junto a mí.

—¿Qué pasa? —pregunta acariciando la melena rubia de Isis. Intenta ver sus ojos, pero Isis se lo impide enterrando su cabeza en mi pecho.

Suspiro profundamente, al sentir como vuelve a llorar en silencio.

—Debe volver a Portland. —Lo entiende. Al igual que yo, puedo ver como la compasión se planta en su mirada.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora