Capítulo 2 || Recuerdos que duelen.

4.1K 441 59
                                    




En shock.

Así me había dejado la noticia sobre la posible adopción de Isis. No supe responder, pero la madre Aurora interpretó muy bien mi silencio. Esa pequeña es importante, por años he sido su soporte y ella el mío. A pesar de haber encontrado a mi familia biológica, un gran vacío dejaba en mí alejarme de donde crecí y es por ella, nunca había pensado en irme, dejarlos a su suerte, estar tanto tiempo lejos de ellos.

Ahora estoy angustiado y nervioso. El miedo ha vuelto junto con ese maldito ataque de ansiedad que últimamente no puedo controlar. Inhalo y exhalo llevando mi mente a un lugar sereno, un recuerdo agradable, un momento feliz, pero en su lugar solamente veo azul. Un par de ojos tan azules como el cielo que logran serenarme inmediatamente.

En todo el camino no pude dejar de pensar en ello, por eso mi despedida de Isis dejó un dolor tan angustiante que no he podido interpretar. Por segunda vez he sentido ese dolor que nace al imaginar perder a alguien. Lo sentí cuando creímos muerto a Damon y ahora con ella. Es como si una parte sensible, grande e importante de tu ser fuese arrancada y doliera como si un hierro ardiente perforara tu piel...



—¿Estás bien? —pregunto preocupado.

La miro respirando agitado. Mi corazón late a una velocidad irreal, mi piel arde por las marcas que ha dejado ese instrumento de cuerdas en mi espalda; y mi... mi parte trasera duele, pero no es ese dolor el que siento es tan inmenso, es algo mayor, algo tan adentro de mi cuerpo duele mucho más, provocando el mar de lágrimas que surcan mis ojos, pero aún en medio de mi desgracia, del miedo que siento en este momento, me aterra pensar que la dañaron, que cada golpe y la toma a la fuerza de mi cuerpo no dio fruto por desmayarme de tanto gritar por ayuda, de suplicarle a mis hermanas que no lo hicieran, a mi madre que se detuviera y... a ese hombre, suplicarle que no me tocara.

No responde, me mira asustada, es tan aterrador el miedo que reflejan sus ojos color avellanas.

—Por favor, dime que estás bien —le suplico.

Es tan pequeña. Una niña de tan solo seis o siete años. Un ser tan inocente que no merece esto, no merece que estos monstruos la dañen...

Como lo han hecho conmigo.

—Sí —es lo único que susurra.

Su cuerpecito tiembla, su llanto resuena en la iluminada habitación. Sus sollozos incrementan cuando baja su mirada a sus piernas apresadas por sus manitos.

Me arrastro por el frío suelo hasta sentarme junto a ella. No la toco. No puedo, yo mismo no me siento limpio y puro para hacerlo. Estoy sucio, me siento sucio y duele. Una y otra vez las imágenes se recrean en mi cabeza. Los latidos incrementan, el golpeteo en mi pecho es más fuerte por segundos y se descontrolan mucho más cuando la puerta es abierta con un ruido ensordecedor.

Es él.

Sus labios tienen una divertida y satisfactoria sonrisa cuando enfoca sus ojos en mí. Se acerca y yo me alejo. Camina a paso lento como si él fuese el cazador y yo su presa. No hay más espacio, quedo atrapado en la esquina de la habitación y el miedo me domina. El aire entra y sale con velocidad...

—¿Jugamos de nuevo, mierdecilla?



Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora