Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)

Capítulo 20 || Mía.

Queda estática, con los ojos más abiertos de lo usual por la sorpresa. Intento hablar, para aclararle lo que quiero de ella, pero mi teléfono en el bolsillo suena insistente.

El nombre de papá con una foto de él sonriendo junto a la abuela en su pasado cumpleaños se mantiene incesante. Pienso en declinar la llamada, pero sé que volvería a llamar, él es así de insistente.

Suspirando profundamente abro la llamada sin quitar mis ojos de la castaña...

—Papá —finjo serenidad.

Liss abre los ojos mucho más observando el aparato en mi oído.

—Por tu bien espero que no le hayas tocado un solo cabello a Liss —gruñe en tono bajo, muy bajo para ser él—. Deja a la chica en su casa y a tu regreso, tú y yo hablaremos seriamente, Christopher.

No me sorprende que lo sepa. Las cámaras de la casa siempre están encendidas y la seguridad me vio salir, por la tanto, deduzco que ellos lo pusieron al tanto.

—No saldré en este momento, papá. —La voz de mamá suena al otro lado, por lo que él se aleja pidiéndole disculpas por una llamada de trabajo.

—Me vale mierda lo que quieras. ¡Sus hermanos la están buscando! ¿Qué mierda tienes en la cabeza? ¡Damon está histérico! ¿Qué mierda pretendes? —grita muy bajo y eso es inusual en alguien como Christian Grey que sus gritos hacen retumbar el aparato.

Arqueo una ceja, la pequeña ha escuchado todo y se ve realmente nerviosa, asustada.

—Entonces dile que está conmigo y asunto resuelto.

—¿Estás borracho? —gruñe molesto por mis despreocupadas palabras.

Liss niega y me arrebata el teléfono de la mano.

—Christian... —Intenta hablar, pero papá la interrumpe.

—Princesa, debes volver —el tono que emplea en ella es bajo. Para mí es muy obvio su voz calmada y dulce hacia ella. Lo he podido ver, cómo la mira, la forma en que sonríe al observarla, como si ella fuera alguien especial—. Tus hermanos están muy preocupados. Sabes bien que Ariadna no puede recibir este tipo de preocupaciones.

Se ve realmente avergonzada y preocupada, inclusive hasta triste por la condición de su hermana.

Jodida mierda.

¡Soy un idiota!

Ejecute esta acción tomando en cuenta mis emociones, sin pensar en las repercusiones.

—Lo sé y lo siento. Estaré ahí en unos minutos. —Arqueo una ceja por su decisión. ¿Se le olvida que está solo en mis manos? ¿Qué no puede salir si mi huella no es colocada en el panel del ascensor?

Creo que es algo que, dentro de todo mi entorno familiar y la sobreprotección de papá, que me proporciona privacidad. Todavía recuerdo su mirada fulminante al enterarse que nadie tiene acceso a mi ático, solo yo y él personal que le permito entrar.

—Perfecto, princesa. Ponme a mi hijo. —Bufo exasperado por su interrupción.

—Te escucho, papá —respondo hastiado.

—Me vale mierda tu mal humor. Sal en este instante, intentaré controlar la situación. Espero me des una buena explicación de tu falta de sensatez. —Liss baja la mirada avergonzada.

—Adiós, papá. —Corto la llamada. No me apetece escuchar sus reclamos a mi actuar. En estos momentos lo único que está en mi mente es la pequeña castaña que hace frente a mí más nerviosa de lo usual. —Liss... —me interrumpe poniéndose de pie.