Capítulo 50 || Promesa.

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No puedo evitar sorprenderme.

¿Novia?

¿Desde cuándo las personas dentro de ese mundo se centran en relaciones de este tipo?

Nunca.

Para ellos un simple acuerdo de confidencialidad o tu palabra entregándole tu voluntad, eso incluye obediencia y exclusividad, es lo que los hace sentirse seguros. Es el único tipo de acuerdo de pareja en relación con la monogamia que conocen, siempre y cuando el amo no decida compartirla con otra persona, como parte de algún tipo de gusto momentáneo que encuentran placentero.

Maldición.

Hay tanto de este mundo que desconozco y me llena de curiosidad, pero también de miedo. 

El dolor no es algo a lo que esté acostumbrada y vivirlo es aterrador. Pero el sexo, como me ha hecho conocerlo el día de ayer, me resulta tan placentero, que intento centrarme en ambos escenarios unidos y no sé cómo me siento, solo encuentro desconcierto a muchas incógnitas y una de ellas se presenta aquí, cuando entiendo el cambio que busca emplear Christopher y me alaga, me hace inmensamente feliz comprender, en esta acción, que realmente le importo, que no le teme al cambio por esto que tenemos.

Sin pensarlo, sumida en la más absoluta emoción, corto el espacio que nos separaba y beso sus labios sin rastro alguno de delicadeza. Sus manos me envuelven con suavidad y sus labios me corresponden con la misma fuerza, emoción.

¿Qué debo decir a esto?

Es más, de lo que pude esperar de él. Esperaba su distancia, que decidiera alejarse por completo bajo el escenario que dejó ver en su casa, por mi pronto viaje. Creí que todo terminaría tan rápido como empezó, que me iría con el corazón destrozado y sentimientos que pesan de una manera que nunca esperé.

No ha sido así.

Nada con Christopher resulta como lo esperas. Tiene la particular hazaña de ser totalmente impredecible y es tan inquietante, pero a la vez fascinante, pues resulta salir de lo común, del típico cliché donde el hombre se vuelve predecible en cada aspecto.

Me separo a regañadientes cuando el aire se hace escaso. Inhalo y exhalo a profundidad, sintiendo el despliegue de sensaciones que mantienen mi cuerpo ligero, como si estuviera sobre una nube a miles de kilómetros de la superficie.

Su aliento golpea mi rostro, absorbo sin vergüenza esa mezcla de aroma embriagadora: su colonia, el olor a rosas del lugar y el dulce chocolate de su boca que no encuentro sentido como sus labios conservan tal sabor sin ingerir el mismo.

—¿Es eso un sí? —su pregunta va acompañada de un tono bajo, cauteloso, muy ansioso, como si aún estuviera envuelto en las dudas y me extraña, Christopher no es así, es tan seguro de sí mismo, de cada acto que desarrolla, que escucharlo me obliga a abrir los ojos y observarlo desarmada, abrumada de todo lo que sus actos han provocado.

Sus hermosos ojos me observan muy atentos. El gris que los distingue es tan claro, limpio, más expresivo de lo usual.

Asiento nerviosa. Es normal que lo esté, este hombre me debilita y cohíbe sin poderlo controlar, contra él no puedo luchar y no me explico si el amor trae consigo esto, sentir que todo tu mundo depende de esa persona, que todo es inestable, tan intenso y abrumador.

—No hay nadie más con quien quiera estar. —Percibo como la tensión que lo cubría es expulsada de su cuerpo. Exhala ruidosamente plasmando una sonrisa nerviosa, un gesto tan nuevo como adorable. —Es un sí muy grande, pero antes debemos hablar. —Esa corta línea borra sin reparo alguno la sonrisa de sus labios.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora