Capítulo 29 || Verdades.

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No pienso retroceder.

—¿Qué? —murmura Liss nerviosa.

Le sonrío, pero esa sonrisa solo esconde mis verdaderos deseos. Si bien espero no separarme de ella, en estos momentos lucho con todas mis fuerzas para no sacar a patadas a ese idiota que me sigue observando con ganas de golpearme.

Quiero que lo haga, que dé el primer paso. Si algo he entendido en estos minutos, es que no puedo seguir siendo el malo de este cuento. Me ha restregado que es su amigo, alguien que tiene un lugar importante en su vida, pues dejemos que sea él quien adquiera el papel, aunque por dentro quiera molerlo a golpes.

Me acerco a ella a paso lento.

—Hoy dormiremos juntos, nena —susurro con voz suave, pero en un tono lo bastante alto para que ese idiota note mi tono sugerente que la hace sonrojarse a más no poder.

Escucho su bufido.

—Yo me largo a dormir. Hablamos mañana, Liss. —Se aleja con paso firme, dejando claro por su tono, que no le es de agrado mi presencia en este lugar.

Tampoco me gusta la tuya, idiota.

No despego la mirada de la castaña. Sus ojos se ven tan brillantes, el azul se ve tan claro, sus labios han vuelto a su tono rosado, casi rojizos natural, después de los besos que nos hemos dado.

—Christopher... esto no está bien. De verdad, estoy sumamente agotada, no hagas esto más difícil. —El gesto lastimero que hace con sus labios me indica que ha llegado a su límite y eso me pone tenso repentinamente.

Termino de cortar el poco espacio que nos separaba. Ella se mantiene ahí, no se aleja, no se mueve, solo me mira suplicante. Sus preciosos ojos me ruegan terminar con la discusión, con toda esta tensión.

—He sido sincero, nena —llevo mi mano a su mejilla—. Estoy aquí por ti, Liss. He cruzado un maldito continente por ti, por verte. He sentido en las últimas seis horas que me volvería loco sin saber que te llevó aquí, a huir de mí después del increíble domingo que pasamos. ¿No has pensado en lo mucho que debes importarme como para que haga algo como esto? —Su pecho sube y baja con rapidez. —Estoy aquí, frente a ti, dejando en otro país a mi familia, a la hija de puta que te enveneno la mente, he dejado todo. No pensé, solo... subí al Jet con el único propósito de verte, sentirte, besarte, abrazarte y no soltarte. —Reduzco por completo esa mínima distancia que separaba nuestros rostros. —Quizás no sé cómo amar, no sé cómo expresar esto, lo que siento, pero soy sincero en lo que digo, me haces sentir mucho, me haces desearte como a nada en el mundo. Anulas todo, Liss, mis miedos, mis dudas, mis gustos. Frente a ti son yo, Christopher Grey al desnudo, solo el hombre que te necesita como al maldito aire que respiro.

Una pequeña lágrima desciende por su mejilla. Mi corazón late con tanta fuerza. Las palabras salen sin que las pueda detener, mentir es imposible, seguir ocultándole lo que siento sería perderla y no puedo, es por ella por quien estoy aquí, la necesito.

—Esto es nuevo para mí, Liss. Soy un jodido inexperto en temas románticos y posiblemente sea un desastre en una relación, pero te necesito, deseo tenerte, sentirte mía, ser único para ti. —Pego mi frente a la suya al sentir que la ansiedad, mis nervios, la jodida angustia me cubre por su silencio. —Déjame entrar, pequeña. Necesito un lugar propio dentro de ti, necesito tenerte, sentirte.

—Tienes gustos, Christopher —susurra con la voz quebrada. Se separa y conecta sus ojos cristalinos con los míos—. Tu mundo implica necesidades que no puedo satisfacer. No podría, nunca.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora