Capítulo 14 || Cumpleaños Parte I

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Diecinueve años.

Hace diecinueve años nací y no puedo evitar sentir duda sobre cómo fue y dónde. A veces quisiera hacerle esa y tantas preguntas a mamá después de saber que ha recuperado gran parte de sus recuerdos, pero en los últimos días la he visto tan distraída, pensativa y podría decirse que triste.

No estoy diferente a ella, pero con motivos distintos. Mi tristeza radica en Isis y sus lágrimas al haber conocido a quienes serán muy pronto sus padres. Ver sus hermosos ojos grises mirarme con tristeza, mientras me suplicaba que no se la llevaran de mi lado, fue más de lo que pude soportar. Nuevamente actúe por impulso, la tomé en mis brazos, subí a mi auto y la traje aquí, a Seattle donde ha estado instalada en mi apartamento.

La observé en todo el trayecto, su cabecita recostada en mi pecho y sus ojitos cerrados, cansados de llorar y mostrar su más grande temor: alejarse de mí. La observé con un sentir tan relajante, su simple presencia, su cuerpo entre mis brazos evaporó el miedo que me cubría cuando la vi tan alterada y recordé, una vez más, que pronto ya no estaría conmigo, tendría otra vida.

No puedo seguir haciéndome el idiota. Isis rompe muchas barreras, es más importante de lo que creo y perderla me hace pensar que perdería mucho de mí, volvería a sentir igual de vacío, pues perdería lo que hasta ahora constituye un bálsamo para mi alma. Es ella, esa pequeña, una de las pocas personas que calman mi interior.

Intente distraerla. Desde que me mudé aquí le hablé de Seattle y lo bonito que era, por eso buscando evaporar la tristeza de su ser la llevé a recorrer algunos lugares, sobre todo lo aguja espacial. Volvió a sonreír y ese gesto, volver a ver el brillo de la vida, paz y pureza en sus ojos, me hizo sentir igual, me llenó de una plenitud tan sorprendente.

La quería siempre conmigo.

Llegar a esa conclusión fue lo más difícil que he podido asimilar en la vida, tanto como cuando descubrí mi parecido con papá en la ceremonia de graduación. Tanto como conocer el rostro hermoso y dulce de mi verdadera madre, tanto como... experimenta nuevas sensaciones por una mujer, y no cualquiera, la melliza de mi hermano.

Suspiro profundamente.

Esas dos mujeres están cambiando mi mundo de una manera sin igual y aterrante. Todo cuanto he podido mantener en balance en mi vida, se ha ido a la mierda en cuestión de semanas. La aparición de esa pareja para adoptar a Isis, el intento de homicidio de Aimé, que parte de mi familia conozca mi secreto, la instalación de Alisa en la familia Hunt y ahora ella... Liss se ha convertido en mi más fuerte dolor de cabeza, un verdadero reto y enigma por develar. Todo ha cambiado, poco a poco quien fui se va revelando, mi pasado se está mostrando, mis miedos se hacen más presente y ahora debo luchar con mis impulsos por no irme sobre aquella castaña que me desestabiliza.

He perdido el poco control que mantenía mi vida.

Cierro los ojos y mi mente solo evoca su rostro. Cada maldito centímetro de mi piel se eriza con solo imaginar sus ojos, su mirada, el color de sus labios, el calor tan relajante y adictivo que emana su cuerpo.

Verla entrar en mi apartamento junto a Isis después de haber ido de compras, fue una imagen tan sublime que no sale de mi cabeza. Parecían una sola, amigas, las mejores sin duda, y me sorprende, puesto que Isis no deja que ningún extraño se acerque a ella.

Sin proponerlo hemos compartido, aunque poco, momentos tan íntimos que disfruto mucho. Su risa, su mirada de cariño y aprecio hacia Isis me ha rondado desde hace dos días. Verla alentar a comer con modestia, calma, explicándole cómo se utiliza cada cubierto, fue como una revelación, un alicante a esa idea de no separación que mi interior ruega por Isis.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora