Capítulo 26 || Descontrolado.

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Escucho el cuarto tono de llamada e inmediatamente salta a la contestadora. Aprieto los dientes enojado. Treinta llamadas. Treinta jodidas llamadas que no se ha dignado en contestar.

¿Qué mierda hace?

Vuelvo a marcarle una vez más, rogando a la nada que conteste, y como el resto no lo hace. Maldigo la hora en que debía devolver a Isis, estar lejos de Seattle me impide ir en segundos por ella a donde esté.

—¿Pasa algo, cariño? —La voz de mamá Aurora no hace menguar mi ira y desconcierto.

¿Por qué no contesta?

Me giro hacia ella.

—No, nada de qué preocuparse. —Me observa fijamente desde el marco de la puerta. —¿Los chicos? —pregunto para evadir pensar en Liss y su evasiva.

Pensé que todo estaba bien entre los dos. Aún recuerdo el día de ayer y suspiro complacido por lo bien que la pasamos. De alguna manera me sentí estable, en paz, feliz, completo, al disfrutar un domingo con ella, Isis y Anais.

Recuerdo cada momento y las sensaciones placenteras que disfruté me embargan. En mi mente se ha quedado grabada su risa. Ese tono melodioso que me hipnotizaba cada vez que lo escuchaba. Verla jugar con las niñas, mostrarse solicita, atenta, me dejó una perspectiva que danza en lo más profundo de mi mente y no quiero traerla a colación porque sería alimentar una esperanza que no le veo futuro alguno.

Hablamos, mucho. Escuchar su relato, sobre su madre y la tristeza que se plantó en sus ojos, fue un poco difícil. Me recordó algo que alberga mi alma y guardo tan celosamente, y que posiblemente acrecentó con la confesión de mi padre. Amanda ha sido una maldita hija de puta que no le ha importado dañar a una familia por completo. Su vinculación con todo lo que ha sucedido todavía me generan muchas dudas, muchas de ellas me llevan a su motivo real, porque no creo que, por despecho, a un nuevo amante, le entregues tu hijo a la misma mujer que deseaste destruir.

¿Por qué lo haría?

Si bien Alessandro fue su amante, Anastasia fue el medio de una venganza. ¿Qué sentido tiene entregar tu hijo a la mujer que odias? Si esto se trataba de mi padre, ¿por qué hay hechos que parecen ir en dirección opuesta? Como si nunca hubiera sido papá, sino directamente con mi madre.

Lo que me queda claro es que Liss se encuentra dividida, no la ama, pero tampoco la odia y ese punto medio es preocupante, porque resulta tan vulnerable, muy accesible, un blanco perfectamente manipulable, que de saberlo alguien como Amanda, a quien Ted nombra como una perfecta estratagema, haría de ella una enemiga perfecta para Sam.

Por ese motivo me inquieta mucho la aparición repentina de Leila en la vida de los Hunt. Si hay una enseñanza que ha dejado Amanda, es que todo aquel que se vincula a nosotros, termina siendo un espía más, vigilando cada uno de nuestros movimientos, para luego utilizarlo en nuestra contra.

Por eso decidí asignarle un equipo de vigilancia, aunque esa necesidad crece después de tener la certeza, de que Liss está en mi vida. Necesito mantenerla, lo más alejada posible de las garras de su madre, por lo menos hasta que decida qué pasará con nosotros.

—En clase —musita Mamá Aurora, caminando hacia uno de las bancas que está en el lugar. Me indica sentarme en la del frente y lo hago sin rechistar—. Isis les ha dicho a todos que conoció muchos lugares y que pasará los fines de semana contigo.

Su tono es cauteloso, sin el reproche que acostumbra a llevar cuando ejecuto acciones que no son de su agrado.

—Sabes cuánto la quiero, se me hace imposible negarle nada. Menos, después del episodio que tuvo en casa llamando la atención de todos. —Se sorprende.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora