Capítulo 27 || Decisión.

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Su delicioso sabor dulce me da la bienvenida como la primera vez, pero ahora no logro encontrar el disfrute del mismo. El nivel de ira que recorre mi cuerpo me supera e incrementa cuando siento como muerde mi labio inferior con fuerza.

Pero no es solamente eso lo que ha despertado, mi maldito miembro también lo hace, el dolor es parte de mi vida, de mi crecimiento, de la formación que obtuve, aprendí a vivir con él y transformar aquello en placer, me excita este tipo de rudeza y que sea ella, la jodida mujer que deseo como al aire que respiro, me enciende mucho más.

—Suéltame —gruñe sobre mis labios antes de intentar alejarse, pero mi firme agarre en su cintura se lo impide—. ¡Eres un idiota! ¿Qué haces aquí? ¿Quién te crees para golpear a mi...

—Calla, Liss, ante que termine por perder la poca cordura —le advierto, interrumpiendo sus gritos que no hacen más que taladrarme el cerebro, es peor cuando intenta dejar claro el papel de ese idiota en su vida.

Lo último que espero es que acepte su vínculo con ese imbécil.

Sus ojos azules, ahora muy oscuros me miran plagado de ira.

—¡Me vale mierda lo que hagas! —me grita furiosa, removiéndose para que lo suelte—. ¡Suéltame! Jared, ¿estás bien?

Mi ira aumenta niveles que nunca pude sentir, al ver sus ojos tornarse preocupados por el imbécil que todavía hace en el suelo quejándose como una niña.

La suelto bruscamente hastiado de su muy obvio desinterés hacía mí. Busco con la mirada al imbécil, los ojos color avellana del hombre me observan con ira y cambia cuando me acerco con rapidez...

—¡Wow... esper...! —levanta las manos para detenerme, pero es tarde cuando lo levanto sin dificultad y lo arrastro hasta la puerta.

—¡¿Qué haces?! —se acerca Liss preocupada.

Abro la puerta con brusquedad.

—Liss, ¿quién mierda es este loco? —le pregunta el idiota aterrado.

—¡Lucas! —le grito a mi seguridad, que a los segundos se planta frente a mí—. Si logra entrar estarás despedido —le advierto. Los ojos claros del hombre me observan fijamente. No espero que apruebe mi actuar. Miro al idiota—. Soy su novio, amigo, marido, futuro esposo, lo que me dé la gana. Lo único que te debe quedar claro es que ella me pertenece.

Dejándolo sorprendido cierro la puerta con fuerza. Me giro rápidamente para ver a la causante de mi estado superior de ira.

—No te me acerques —retrocede pocos pasos. Sus ojos han dejado ir la ira, para ahora cubrirse de miedo y eso me detiene abruptamente.

Inhalo y exhalo buscando controlar mis emociones, pero se vuelve difícil cuando mi mente me recuerda una y otra vez que ella está aquí, con otro hombre, un idiota que acababa de ducharse y ella... ella está vestida con tan poca ropa.

—Te advertí que no me provocarás —mi voz me es irreconocible—, te dije que no me pusieras a prueba, porque iría por ti por encima de cualquiera.

Traga saliva con dificultad, deja de retroceder cuando su cuerpo choca con la pared de concreto que da a algún lugar. Sus hermosos ojos no han abandonado el miedo, busco en ellos esa inocencia, la dulzura que los caracteriza y me ayuda a estabilizarme en los peores momentos, pero no hay rastro de ellas, no hay esa mirada que logra debilitarme, relajarme y traerme de vuelta del maldito infierno de mis miedos.

—No puedes hacer esto —musita con voz temblorosa—, no eres nadie para prohibirme nada, mucho menos debo darte riendas de mis actos.

Sus palabras avivan la ira que estaba buscando menguar.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora