Capítulo 43 || Lazos.

5.3K 417 93
                                    




Mis manos toman vida por sí solas posándose en sus caderas desnudas. Inspiro profundo, muy profundo, al sentir la textura de su piel, el calor que desprende el mismo.

—Liss —miro sus hermosos ojos que ahora están oscuros por la tenue luz que alumbran el lugar, pero no están puestos en mí, mira fijamente el recorrido de sus dedos paseándose por mi hombro, pecho y luego asciende lentamente a mi cuello—. ¿Por qué me haces esto?

Detiene sus manos, para centrarse ahora en mi rostro.

¡Maldición!

¿Cómo puedo contenerme cuando se entrega voluntariamente?

—¿Qué? —pregunta con tanta inocencia, que me hace estremecer. ¡Joder! —¿Ofrecerme? —Niego con seguridad, por su tono avergonzado.

—Tentarme, seducirme, incitarme. No te estás ofreciendo, me estás entregando lo que me pertenece. Toda tu eres mía sin poseerte. —Mis manos se desvían a sus redondas nalgas, las acaricio con suavidad. Sus ojos se cierran disfrutando de mi suave caricia, de la presión en las mismas que me permiten rozar su coño con mi miembro dentro de mi pantalón. —¿Lo sientes? —Abre los ojos repentinamente. La visión de su rostro elevado, sus labios entreabiertos inhalando bocanadas de aire y sus pupilas dilatadas alumbradas por un rayo de luz de la lampara de noche, es tan sublime. —Solo tú logras esto, pequeña. Que con solo verte mi cuerpo responda, solo tú logras encenderme de esta manera.

Se remueve con mayor precisión. Sus manos envueltas en mi cuello ejercen presión, mientras cegada por las sensaciones roza una y otra vez sus perfectos pechos con el mío.

Llevo una mano a uno de ellos y los acaricio con suavidad. ¡Joder! Son grandes, eso lo supe desde la primera vez que la vi en vestido de baño. Ella y Ariadna tienen pechos grandes, un culo igual de perfecto y caderas delgadas. Es el típico cuerpo de la mujer latina, raíces de su abuela.

—Christopher —gime fuerte, cuando ejerzo un poco de presión sobre su seno y elevo mi pelvis en busca de mayor fricción.

—Sí, nena. Siente —susurro más allá de excitado. Mueve sus caderas hacia adelante y atrás con desesperación, son movimientos un poco torpes, pero no dejan de ser excitante por el simple roce, la presión y la sensación tan magnifica que deja conectar nuestros sexos.

Sus labios buscan los míos con desesperación. La sobrecarga de sensaciones que desata conectarnos de esta manera me supera, es por eso que nublado por el deseo la elevo y recargo en la cama.

—¡Ahh! —gime en mi boca, cuando impulso mis caderas con mayor fuerza.

Mis labios se pasean por la piel desnuda de su mentón, cuello y desciendo hasta llegar a sus senos. Los admiro fascinado, observando como el tono pálido de su piel contrasta con el color rosa de sus pezones.

—Realmente son hermosos —musito distraído. Llevo la mirada hacia ella y la encuentro con sus hermosos ojos puestos en mí—. Eres tan perfecta.

Sin despegar la mirada de sus ojos llevo uno de sus senos a mi boca. La forma tan sublime en que arquea su cuerpo ofreciéndose, su cabeza se inclinada hacia arriba mientras gime débilmente, es magnífica. Ni todas las jodidas veces que la soñé o imaginé le hacen juicio a este momento. Ella por billones supera mis propias expectativas.

Necesito más. Mi jodido miembro está ansioso por liberarlo de mi pantalón y entrar en ella.

Me incorporo hasta quedar a su altura, busco sus labios con desesperación. Me corresponde de la misma manera. Sus manos halan mi cabello a la altura de la nuca dejando una porción de dolor que me aviva más y ella lo percibe. Sus uñas se pasean por mi cuello erizando cada vello de mi piel, descienden por mi espalda hasta llegar a mis....

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora