Capítulo 17 || Duele.

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Está pasando.

Sus labios con sabor a algún licor fuerte se mueven sobre los míos de manera sutil, de una forma, entre rudo y suave, que resulta tan tentadora. La suavidad de los mismos me vuelve completamente adicta y su aroma, ese aroma varonil tan delicioso que siempre lo acompaña nubla por completo mis sentidos haciendo que me rinda a él, a su caricia, a esa muestra de afecto que me tiene tan absorta, entregada, hace latir mi corazón de una manera irreal al entrar en contacto.

Es lo normal, ¿no?

¿No se siente así sentirte correspondida?

Lo es, es tan indescriptible el nivel de felicidad, euforia al que te somete estar así con la persona que despierta sensaciones tan fuertes. Es tan irreal, se siente como si estuvieras sobre una nube a mil metros de altura, sintiendo algo similar al hormigueo delicioso que deja la brisa golpeando tu cuerpo, comparable perfectamente con la satisfacción que tiene el ser humano al saciar su hambre de su comida favorita.

No cabe duda que es intenso. Muy intenso, pero de la misma manera no es real. Nada en este beso es normal. No hay un sentimiento siendo correspondido, no hay un nosotros, no hay nada más allá del temor a verse descubierto. Este beso es su manera de doblegarme para aceptar su petición, de retenerme para impedir que le diga a alguien más lo que escuché por error.

Christopher jamás podría fijarse en mí, ahora me queda tan claro, y de la misma manera descubro cual es el papel que tuvo y tiene aquella chica en su vida.

Sumisa.

La palabra vuelve a mi mente y el dolor por todo regresa con mayor intensidad.

Me remuevo desesperada al recordar cómo sus ojos la observaban, la postura que adquirió al estar frente a ella, como su tono de voz cambió por completo. Fue como estar frente a otro Christopher, nada parecido al hombre que he podido tratar en este último mes.

No puedo.

Esto es más de lo que podría soportar. Es tan repulsivo, tan atroz...

—No te alejes, por favor —susurra sobre mis labios. Un nudo gigantesco permanece en mi garganta y amenaza con ahogarme mucho más en cada segundo que avanza, que estoy frente a él.

Me remuevo para que me suelte y lo hace. Abro los ojos y lo primero que veo son sus labios. Rojizos, gruesos y perfectamente delineados. Tan tentadores, que te retienen a verlos y desearlos sin reparo.

Elevo la mirada para entonces ver sus ojos. Hay miedo en ellos. Por primera vez veo una emoción tan marcada en sus hermosos ojos, que ahora me parece sorprendente. El gris claro que lo identifica no está, se ven tan oscuros y brillosos, transmitiendo tanto y me confunde, puesto que no sé qué tan real sea lo que veo en ellos, no sé cuál fue su propósito de este beso, ni mucho menos hablar cuando él y yo no tenemos absolutamente nada. Somos dos personas que comparten la unión de dos familias y ahora el cariño desinteresado de una pequeña que se ha ganado un puesto irremplazable en mi corazón.

Necesito alejarme.

—No puedo, lo siento.

Desvío la mirada de sus ojos negándome a flaquear.

Me alejo renuente a lo que mi corazón quiere y ansía: estar junto a la persona que le ha dado un motivo diferente para latir. Me alejo a paso apresurado sintiendo como todo dentro de mí se rompe, experimentando por primera vez lo que una desilusión amorosa representa. Me alejo pensando en que necesito tanto mi espacio, mi cuarto, ese lugar que me permite dejar fluir todo lo que me aqueja.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora