Capítulo 58 || ¿Amanda?

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Frío.

El golpe que dan las palabras de Lucas es atroz.

La forma en que mi cuerpo empieza a sentir una corriente fría me deja completamente estático, me imposibilita moverme, mientras mi corazón empieza a latir a una velocidad inusual y el aire ser totalmente escaso.

Parpadeo con celeridad, mientras mi mente repite sus últimas palabras.

¿El padre de Isis?

No, él no es su padre, ¡fue su verdugo!

Él...

No.

Él no puede estar libre.

No ahora.

Faltan... muchos años.

¡Demasiados!

Inhalo a profundidad cuando mis pulmones protestan por aire.

—¿Qué? —pregunto en un susurro débil por mi estado de shock.

—El detective Bloom a tratando de localizarlo en su móvil, pero no contestaba y nuestra seguridad nos informó. —¡Maldición! Deje mi teléfono en mi habitación. —Eso no es todo. —No encuentro manera de observarlo. Todo a mi alrededor ha cambiado drásticamente. ¿Qué puede ser peor que eso? —Estuvo en la casa hogar. Exige ver a su hija.

Maldito enfermo.

Esto no puede ser verdad.

Debe ser una broma.

¡Y de muy mal gusto!

Cierro los ojos e inhalo tan profundo al sentir que mi corazón da un latido sumamente fuerte. Ese es el último golpe que esperaba, y para mi jodida suerte me saca de mi estado.

Esto no puede estar pasando.

Faltaban muchos años para encontrarme con este escenario.

—Eso no puede pasar —susurro sintiendo el miedo y la ira invadir mi cuerpo en igualdad de proporciones—. Prepara el auto. Vamos a Portland. Comunícate con Dixon, no quiero una maldita excusa de su parte.

No espero que responda. Prácticamente subo corriendo las escaleras importándome una mierda que todos me observen. Entro, me coloco un par de zapatillas, cuando pretendo tomar mi billetera y móvil, la puerta se abre abruptamente...

—Joder, Enano, ¿Qué mierda te pasa? Acabas de subir como loco dejando a todos preocupados. —Lo ignoro caminando con decisión a la puerta.

Ted me detiene impidiéndome la salida.

—Debo irme —le advierto, pero se niega a dejarme pasar. Intento hacerlo a un lado, pero la firmeza de su cuerpo me detiene por segunda vez.

—¿Irte? —Cuestiona incrédulo. —¿A dónde Christopher, qué mierda pasa? —¡Jodido idiota! Lo fulmino con la mirada—No voy a dejarte ir sin saber qué pasa. Hazlo conmigo antes que sea papá quien te impida salir de la propiedad. —Gruño furioso.

—¿Por qué mierda todos se inmiscuyen en mis asuntos? —Ahora es él quien endurece sus fracciones.

Ted es idéntico a mamá, pero en momentos de ira, su rostro es la viva imagen de papá enfurecido.

—No vengas con esa mierda conmigo. Sabes que conozco lo que nadie en esta casa sabe y te apoyo, pero no puedo ayudarte cuando me cierras las puertas. —No respondo a su mierda.

En este momento no tengo tiempo para su monólogo sobre los lazos sentimentales y el encubrimiento familiar.

Mi teléfono suena interrumpiendo el duelo de miradas.

Christopher Grey #5 (Saga sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora